Ángel Montiel: Monseñor Gustavo Ocando Yamarte, sinónimo de grandeza

Ángel Montiel: Monseñor Gustavo Ocando Yamarte, sinónimo de grandeza

Gustavo Ocando Yamarte es sinónimo de grandeza más allá de su cargo eclesiástico fue un hombre que siempre pensó en grande y no en ideas pequeñas, y estoy seguro que inspirado por Dios, logró que su legado trascienda con el tiempo y cada día se acrecienta más y más.

Maracaibo su ciudad natal, que amó hasta la saciedad, lo ve a cada rato a través de sus obras la Universidad Católica Cecilio Acosta (UNICA), la educación que es clave para el desarrollo humano y espiritual, el Instituto Niños Cantores del Zulia una institución reconocida mundialmente de enseñanza a nivel de educación primaría para los niños mas necesitados en el cual no solo se aprende las primeras letras, sino también la música  que llevó a los niños cantores a viajar por todo el mundo para aprender y exponer su educación musical.

Tenemos también el templo San Tarsicio, el museo Ciudad de Dios y el último de su gran legado el hospital Madre Rafols.





Como todo personaje tiene sus detractores y  gente que lo apoya, pero independientemente de que fuera una figura controversial, y que le gustará el periodismo, de que lanzara en su programa Ángulos los célebres “bombolones”, preguntas incómodas que formulaban los propios televidentes.

Nadie puede negar que fue un gran hombre, el Zulia esta en deuda y es hora de que algunas de sus obras lleven el nombre de Gustavo Ocando Yamarte, y se le estudie, no solo que se le reconozca como una persona que, apoyada por Dios, podía mover el mundo y el mundo de su alrededor para el padre Ocando fue el Zulia. 

En toda su vida como pastor Monseñor Ocando permaneció fiel al evangelio y siempre estuvo en comunión con toda su iglesia.

Fue un hombre apasionado por Cristo y buscó darlo a conocer a todo el mundo evangelizando siempre.

Su ministerio se distinguió por una especial atención por la educación de los niños y jóvenes  como buen periodista dirigió medios de comunicación como el desaparecido diario católico La Columna, redactor de L’Osservatore Romano, la emisora La Voz de la Fe y fue director y fundador de Niños Cantores del Zulia Televisión con sedes en Lara y Carabobo.

En el altar mientras celebraba la eucaristía vivía a plenitud el amor y la reconciliación de Jesucristo  en el evangelio.

En el púlpito sus homilías eran vibrantes, convencido que como cristianos no podemos cruzarnos de brazos y silenciar lo que hemos recibido de la iglesia.

Su vida fue un testimonio permanente de coherencia en la palabra proclamando con radicalismo el mensaje de Cristo.

Ocando Yamarte se destacó por un elevado concepto del sacerdocio el cual ponía en práctica con su vida todos los días, eso lo hacía parecer intolerante ante algunos.

El padre Ocando, como lo llamaba la gente sencilla, era observador fiel de los deberes litúrgicos y espirituales, cercano con la gente común y corriente lo que hizo que se ganara la admiración de sus fieles.

Fue el autor de la Historia del Zulia que ya tiene varias ediciones y se ha convertido en una referencia obligada para los historiadores.

También se destacan entre otras obras Historia de la Iglesia del Zulia, semblanzas de cultores zulianos.

La voz de Monseñor Gustavo Ocando Yamarte sigue invitando, aún en su ausencia,  a la conversión profunda y a la entrega sin miedo a la civilización del amor.

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