Cuando empecé a escribir artículos atendí al pertinente llamado del amigo Eddie Ramirez, en cuanto a cerrar los escritos pidiendo la liberación de los presos políticos. Éstos no han sido más que articuladores de la gente que reclaman sus derechos y la expansión del espacio cívico; y el cumplimiento del derecho a una prensa libre.
El periodo que abarca la usurpación, según registros de organismos internacionales, compendia 10.000 asesinatos y 2.000 torturados. El agravante de violación de otras soberanías para ejecutar perseguidos.
En esta coyuntura electoral, sin piso parejo, no nos podemos olvidar de los presos del régimen por pensar diferente y que hoy padecen la tortura de condiciones infames de reclusión, aislados de su familia y abogados.
En política aplicamos la facultad de la compresión a la realidad circundante, y no la evadiremos. Hoy enfrentamos a un sistema electoral defectuoso y fraudulento.
1.700 nuevos centros clandestinos en sitios peligrosos e inaccesibles: centros comunales, centros Che Guevara y Hugo Chávez, aldeas territoriales. 1.500.000 electores irían a votar seguro. En los centros piratas priva el manipuleo de la informática, son una caja negra.
De los 3 millones de nuevos votantes aquí en Venezuela, solo lograron inscribirse, aproximadamente, 200.000. De 4 millones de electores que viven en el exterior votarían solo 69.000 personas, para guardar las apariencias. Solo 6.500 lograron inscribirse o cambiar de centro de votación.
Hay que presionar para que la gente en la diáspora pueda votar digitalmente. Disponemos de redes informáticas, de organizaciones multinacionales, que tienen sistemas que permiten hacer la consulta en el exterior. Los organismos internacionales deben presionar para que estos ciudadanos puedan votar.
El narcorrégimen hará todo lo que pueda para hacer fraude masivo. No entregarán el poder para ir presos. La usurpación es la que cuenta los votos. Pudiera hasta postergar el remedo de elecciones.
La diáspora es el estado más grande del país. Un país fuera del país. Estamos ante un caso de apartheid migratorio, equivalente a un país como Costa Rica, que se queda sin votar.
Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!