Tanta jactancia desde una estructura que controla el poder en el país, también llamado gobierno, lleva a pensar que a lo interno están muy convencidos de que en una elección presidencial en condiciones libres, transparentes y justas para todos; estarían logrando el triunfo con bastante holgura.
Sin embargo, lo que objetivamente se puede observar de las acciones desde ese poder gobernante, es la apariencia de recibir informaciones donde los colocan realmente en unos resultados electorales extremadamente desfavorables; muy lejos hasta de ceñidos números. Es lo visto en todos los rincones desde el punto de vista geográfico y en cada expresión humana de su sub consciente.
Atrás quedaron los apoyos tartufos de varias partes y solo quedan gajos con motivo de servicios económicos para algunos, dentro y fuera del territorio a cambio de roídos mecanismos de control. Por supuesto que, al igual que ocurrió con el componente nazi de la Segunda Guerra Mundial y conociendo muy bien sus pecados, a las puertas de la destrucción total del “bunker”; comenzaron a tener el temor que les ha confinado a pocas opciones.
El peso de las malas acciones y el ultranacionalismo para desencadenar la desarticulación del Estado de derecho junto a las complejas relaciones internacionales, lograron pulverizar las instituciones, convirtiendo a la nación en feudos de concentración económica de espacios del territorio, bien controlados; para lo cual, fueron también atizando la exacerbación de aquel Estado frente al individuo, su salud, recursos y sobrevivencia.
Una que otra actividad para retrasar el desenlace final es ya insoportable y más aún, la reedición de una ideología primigenia es imposible. Es la libertad e institucionalidad en el marco del cumplimiento de las normas establecidas, la independencia y equilibrio de poderes públicos las que afloran como la verdadera filosofía de vida para una sociedad que debe ser próspera.
@abrahamsequeda