El calvario de una chica de 16 años torturada por una familia durante meses y el silencio cómplice que rodeó su muerte

El calvario de una chica de 16 años torturada por una familia durante meses y el silencio cómplice que rodeó su muerte

Sylvia Likens vivió un calvario horroroso en la casa de Gertrude

 

La aguja hervía y se hundía sobre la piel de su estómago tallando las letras, una a una. En un reguero rojo el tatuaje iba siendo estampado sobre su cuerpo: “Soy una prostituta”. Sylvia Likens (16) aguantaba el dolor punzante, como tantos otros que ya tenía instalados. No tenía más remedio. No podía gritar ni protestar.

Por Infobae





Su tatuadora improvisada, Gertrude Baniszewski (36), se esmeraba, quería que se leyera bien el escrito. Pero había que hacerlo con paciencia y se le cansó la mano. Le pasó la posta al adolescente Ricky Hobbs (15). El joven pasó de las agujas que rasgaban la piel a hacer pequeños cortes. Era más fácil. La frase continuó: “Y estoy orgullosa de ello”.

Cuando terminaron, Gertrude se retiró. En la habitación con Sylvia quedaron los chicos. Ellos decidieron hacer florecer en el torso de Sylvia, justo en el centro de su pecho desnudo, un tatuaje más. Sería una S. S no de Sylvia, S de slave, que en inglés significa esclava.

Pero la S terminó siendo un 3. Porque después de que Ricky quemara la piel para hacer la parte inferior de la letra, la encargada de hacer la parte superior fue Shirley Baniszewski que tenía solamente 10 años. La pequeña se equivocó. Hizo el semicírculo al revés y quedó un 3. Se miraron. En fin. Daba lo mismo. El resto se leía perfectamente: “Soy una prostituta y estoy orgullosa de ello”. El trabajo estaba hecho.

El almanaque señalaba esta fecha: 22 de octubre de 1965. A Sylvia Likens, que llevaba desde julio siendo martirizada por una familia entera y vecinos del barrio, le quedaban todavía cuatro días de calvario.

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