Logran transmitir energía solar desde el espacio a la Tierra por primera vez en la historia

Logran transmitir energía solar desde el espacio a la Tierra por primera vez en la historia

Recibiendo energía de MAPLE en el techo del Laboratorio Moore de Cal Tech | Foto Ali Hajimiri

 

Este avance nos acerca a un mundo alimentado por energía renovable ininterrumpida que puede llegar a cualquier punto del planeta.

Por Sergio Parra en National Geographic





Buenas noticias para la generación de energía solar desde el espacio. Investigadores del Proyecto de Energía Solar Espacial (SSPP) en Caltech han completado recientemente la primera transferencia de energía inalámbrica exitosa utilizando el llamado Microwave Array for Power-transfer Low-orbit Experiment (Matriz de microondas para el experimento de transferencia de energía en órbita baja, MAPLE).

La energía fue detectada por un receptor en el Laboratorio de Ingeniería Gordon y Betty Moore de Caltech. Esta señal se recibió en el momento y la frecuencia esperados y tuvo el cambio de frecuencia previsto en función de su órbita. Y sirvió para alimentar un par de luces LED.

Así funciona

Cada módulo del SSPP tiene una masa aproximada de 50 kilogramos, lo que se equipara a los microsatélites, los cuales suelen tener un peso que oscila entre los 10 y 100 kg. En su estado compacto, cada unidad puede plegarse hasta formar un paquete de alrededor de 1 metro cúbico de volumen.

Una vez en posición, este paquete se desdobla hasta conformar una estructura plana cuadrada de aproximadamente 50 metros de diámetro. Esta estructura cuenta con células solares en una de sus caras y transmisores de energía inalámbrica en la contrapuesta.

 

 

Las ventajas de la energía solar

La energía solar se ha posicionado como la fuente de energía renovable de crecimiento más acelerado en los últimos tiempos, y actualmente es responsable del 3,6% de la producción total de electricidad a nivel global. Este dato la sitúa en la tercera posición dentro del mercado de energías renovables, precedida por la energía hidroeléctrica y la eólica.

La proyección para los próximos años es bastante optimista: se estima que estas tres formas de energía renovable experimentarán un crecimiento exponencial, pudiendo llegar a representar hasta el 40% del mercado en 2035, y alcanzar hasta un 45% en 2050. En términos más generales, las predicciones indican que para mediados del siglo XXI, las energías renovables podrían llegar a abarcar hasta un 90% del mercado energético global, y se espera que la energía solar constituya aproximadamente la mitad de esta cifra.

No obstante, aún existen desafíos técnicos y problemas que deben superarse para facilitar esta transición energética. El mayor obstáculo al que se enfrenta la energía solar es su naturaleza intermitente, ya que depende de la presencia de luz solar para poder recoger y almacenar energía.

Como respuesta a este desafío, los científicos han dedicado numerosas décadas a la investigación y desarrollo de la Energía Solar Espacial (SBSP por sus siglas en inglés), un enfoque que implica el uso de satélites en órbita para recolectar energía de forma ininterrumpida durante las 24 horas del día y los 365 días del año. En este contexto, un gran avance reciente ha sido logrado por investigadores del Proyecto de Energía Solar Espacial (SSPP) de Caltech.

MAPLE es el resultado del trabajo de un equipo de Caltech liderado por Ali Hajimiri, y este proyecto es uno de los tres principales tecnologías que han sido evaluadas por el Demostrador de Energía Solar Espacial (SSPD-1).

Así, el proyecto posee la capacidad de generar hasta ocho veces más energía que los paneles solares situados en la superficie terrestre. Una vez que el proyecto alcance su total desarrollo, la visión de Caltech es la de desplegar una serie de módulos espaciales en forma de constelación.

Estos serán encargados de recolectar la energía solar, convertirla en electricidad y, posteriormente, transformarla en microondas. Dichas microondas podrían ser transmitidas de manera inalámbrica a cualquier punto del planeta.