Miles de migrantes venezolanos varados en el sur de México durante meses partieron el viernes en una caravana hacia el norte con la esperanza de llegar a la frontera con Estados Unidos.
Por José Torres y Lizbeth Díaz | Reuters
Muchos de ellos han estado esperando en la ciudad de Tapachula un permiso del gobierno mexicano para transitar por el país sin ser detenidos por las autoridades migratorias. Pero con poco progreso aparente, algunos dijeron que se arriesgarían.
“Nos sentimos atrapados aquí”, dijo el migrante venezolano Henry Cáceres. “No sé cómo vamos a hacerlo, pero vamos a encontrar una manera de llegar a la frontera”.
Se estima que 6 millones de venezolanos han huido del colapso económico y la inseguridad en su país de origen en los últimos años, según cifras de las Naciones Unidas. Muchos se han asentado en otros países sudamericanos, pero algunos han viajado al norte.
México recibió 5.516 solicitudes de asilo de venezolanos entre enero y mayo de este año, según la Comisión Mexicana de Atención al Refugiado (COMAR), la cuarta más alta entre todas las nacionalidades.
Otros han intentado ingresar a los Estados Unidos. Sin embargo, según datos del Departamento de Seguridad Nacional, hubo una fuerte disminución en la cantidad de venezolanos detenidos por funcionarios estadounidenses en la frontera después de que el gobierno mexicano comenzó a exigir visas para los viajeros de Venezuela en enero.
El estatus de los migrantes es complicado porque Venezuela se niega a aceptar vuelos de deportación desde México, dijo esta semana a Reuters Francisco Garduño, director del Instituto Nacional de Migración de México.
“No ha sido posible devolverlos porque su gobierno no tiene voluntad política”, dijo.
El gobierno venezolano no respondió de inmediato a la solicitud de comentarios.
El viernes, los miles de migrantes de la caravana avanzaban lentamente a pie, incluido Edwin Salazar, quien cargaba a su pequeña hija en hombros.
“Quiero llegar a los Estados Unidos”, dijo.