Visitó a un chamán en Argentina para “recuperar” a su novio y recibió un “ramazo” que no se esperaba

Visitó a un chamán en Argentina para “recuperar” a su novio y recibió un “ramazo” que no se esperaba

Detuvieron a un parapsicólogo por abusar de una joven en Las Termas de Río Hondo, Argentina.

 

 

 





Soy Roberto Carlos, vidente de nacimiento, estudié Parapsicología, para afianzar mis dones“. Así se presentaba en Facebook “El Indio”, un hombre que fue detenido en Las Termas de Río Hondo en Argentina por violar a una joven que había ido a verlo para “recuperar” a su novio.

Por Clarín

En la descripción de su cuenta, decía haber “aliviado a una gran cantidad de gente” y prometía “encontrarle solución” a cualquier problema que se le presentara a una persona. “Seriamente, sin promesas infundadas. Vidente Natural y parapsicólogo Roberto Carlos, ‘El Indio'”, completaba.

Pero ahora el futuro de este hombre de 52 años, de apellido Arasco, parece estar detrás de las rejas, acusado de un grave delito.

 

Un anuncio del acusado en Facebook.

 

Desanimada porque no lograba reencauzar la relación con su pareja, una joven de 24 años fue a verlo, ya que él le había prometido que iba “a recuperarlo“. Pero la visita se convirtió en una pesadilla para la mujer.

El hecho se registró en un hospedaje donde el abusador tenía su “consultorio”. La víctima (cuya identidad se resguarda), le había contado a su madre que la relación con su novio no andaba bien.

Preocupada por la salud anímica de su hija, la mujer le recomendó ir a ver a “El Indio”, porque ella había tenido una buena experiencia. Se trata de un chamán que también dice ser parapsicólogo y vidente, que además atendía en Tucumán y Santiago del Estero.

El caso

Todo sucedió el 26 de noviembre, aunque recién trascendió en los últimos días. A las 9 de la mañana, ambas se presentaron en el hospedaje “Rojas”, en avenida Juan Bautista Alberdi al 1300 (ruta nacional 9).

Arasco escuchó atentamente cuál era el problema de la joven y, después de ello, le ordenó que pasara a la habitación, sin su madre.

Una vez adentro, la joven pudo observar un panorama bastante desagradable: una mesa chica con dos sillas en donde tiraba las cartas, una cocina con fregador y una nevera

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