Mató y violó a más de 100 hombres y niños: Carl Panzram, el peor criminal que haya existido jamás

Mató y violó a más de 100 hombres y niños: Carl Panzram, el peor criminal que haya existido jamás

Carl Panzram, el peor criminal que haya existido jamás

 

Hasta los 13 años, solo había conocido golpes, torturas y violaciones por parte de su padre, hermanos, celadores y sacerdotes. Al salir del reformatorio, se hizo alcohólico, robó y quemó iglesias. Y se convirtió en una persona decidida a destruir y matar.

La mandíbula era fuerte. Se le notaba una marcada calvicie que había hecho desaparecer el cabello negro y tupido, ondulado. Medía un metro ochenta y pesaba 100 kilos. Había usado un bigote negro y espeso pero ya no. Sin embargo, mantenía los ojos de un color gris acero. Tenía una enorme ancla tatuada en el antebrazo izquierdo. En el derecho, lucía otra pero adornada con un águila y la cabeza de un chino. La amplitud del pecho impresionaba. En el centro había un tatuaje más, el de dos águilas y debajo de las alas de cada una, las palabras Libertad y Justicia. Se llamaba Carl Panzram, y daba miedo.





Por TN

La mañana del 5 de setiembre de 1930, hacía mucho frío en las celdas de la prisión federal de Fort Leavenworth, en Kansas. Ni imaginar el que hacía en el patio. Era una fortaleza con muros de concreto de 25 metros de alto. Doce guardias sacaron a Panzram del calabozo a las 05.55 y lo llevaron al cadalso. Toda la noche se la había pasado cantando un estribillo pornográfico que él mismo había inventado. “¡Malditos sean… Maldita sea mi madre que me parió y maldita sea toda la raza humana!”.

Esos fueron sus buenos días. Caminó con energía. Tenía los dientes apretados y la mirada desafiante. Subió los trece escalones hacia la horca y se paró de golpe. Cuando dos guardias se acercaron para ponerle la capucha negra, los escupió en la cara. Movió a su grueso cuello violentamente para zafarse, aunque con el único propósito de decirle al verdugo: “¡Apurate, bastardo! ¡Yo en tu lugar ya hubiese matado a diez!”. No quería escapar. Estaba feliz, tal vez por primera vez en su vida.

Carl Panzram, el peor criminal que haya existido jamás

Las puertas de la trampa se abrieron de golpe a las 06.03 y Panzram cayó un metro y sesenta centímetros. Nadie habló. Por unos minutos, mientras el cuerpo de quien había sido, según la prensa, el “peor criminal que haya existido jamás” o el “asesino sin alma” se balanceaba de un lado a otro.

Carl Panzram, en una caricatura de la época.

 

El mismo había perdido la cuenta de sus crímenes. Robos, incendios, piratería y asesinatos. Había matado a cien o más hombres y sólo hombres, a los que también había violado. Adultos y chicos.

A las 06.18 lo revisó un médico y lo dio por muerto. Un periodista quiso pincharle los pies con un alfiler para ver si era cierto. Nadie reclamó el cuerpo. En una carretilla, lo llevaron al cementerio de la prisión. Su tumba quedó identificada con el último número que tuvo como presidiario: 31614.

Leer más en: TN