“Padres espirituales” en la Grecia ortodoxa predican contra la vacuna anticovid

“Padres espirituales” en la Grecia ortodoxa predican contra la vacuna anticovid

 

En un monasterio aislado en el norte de Grecia, decenas de fieles sin máscara se reúnen para celebrar la fiesta del dignatario ortodoxo local, su “padre espiritual”, ferozmente opuesto a la vacunación contra el coronavirus.





En las afueras del pueblo de Milochori, a 17 km de la ciudad más cercana, el padre Maximos, de 88 años, sostiene que las vacunas anticovid llevan “la marca del Anticristo”.

Ferviente negacionista de la pandemia, el superior del monasterio es también el confesor personal de la mayoría de los fieles y, como tal, ocupa un papel clave en sus vidas, para algunos desde la infancia.

“El abad Maximos lleva 50 años en este monasterio, es un hombre santo”, estima Evangelia, una geóloga que participa en la fiesta. “Es mi confesor desde hace más de 40 años y sigo de cerca sus consejos. Me ha puesto en el camino del Señor”, explica a la AFP.

En este remoto rincón del norte de Grecia, la región más hostil a la vacunación, “ninguno de los aquí presentes ha recibido la vacuna”, añade. “La mayoría de nosotros nos hemos enfermado (de covid), pero nunca hemos tenido miedo. ¿Qué debemos temer cuando estamos en la casa de Dios?”, se pregunta la mujer de 60 años.

La mayoría de los monasterios son supervisados por la influyente iglesia ortodoxa de Grecia, no separada del Estado, muy reticente al inicio de la pandemia a incitar a los fieles a respetar las medidas anticoronavirus.

De hecho, algunos prelados siguen negándose a vacunarse.

Tener un confesor personal es una tradición de larga data entre los fieles creyentes ortodoxos en Grecia y en los Balcanes, explica Chrysostomos Stamoulis, profesor de teología en la universidad Aristóteles de Salónica.

Según una fuente eclesiástica, se estima que hay cerca de 1.000 confesores oficiales entre los sacerdotes y monjes de Grecia.

En noviembre pasado, el célebre actor griego Aris Servetalis provocó un escándalo al abandonar bruscamente su papel en la obra “Rinoceronte” de Ionesco, para protestar contra la prohibición de la presencia de espectadores no vacunados en la sala.

El actor habló entonces públicamente de la importancia de su confesor en su vida, incluso en su decisión de interpretar en el cine a un santo griego autor de milagros. “Sin su bendición, no lo habría hecho”, afirmó.

– Bendecir solamente a los no vacunados –
Athanassios Gikas, sacerdote y profesor de teología social en la universidad Aristóteles, estima que el atractivo hacia estos “padres espirituales” aumenta en el norte de Grecia debido a la proximidad del enclave monástico al monte Athos, lugar importante de la iglesia ortodoxa.

Para Chrysostomos Stamoulis, “algunos confesores han creado ideologías fundamentalistas”.

El abate Maximos dijo haber enseñado a sus discípulos a “negarse a convertirse en conejillos de indias” haciéndose vacunar.

Su desconfianza hacia la medicina moderna es fundada, estima un asistente del monasterio. “Estaba bien hasta que tomó la medicación. Ahora no puede caminar”, afirma sobre el abate Maximos, que se mueve en silla de ruedas.

En el monte Athos, donde viven unos 1.700 monjes en una veintena de monasterios, más de 40 murieron debido al coronavirus desde el comienzo de la pandemia.

Muchos se oponen firmemente a la vacuna y tratan de convencer a los visitantes. “Nunca bendeciré a alguien que ha sido vacunado”, declaró el superior de un monasterio muy conservador en un video en línea de mediados de enero.

“Si es una democracia, ¿por qué no dejar que la gente haga lo que quiera?” se pregunta, acusando a las autoridades de “invertir en el miedo”.

Pero para algunos el consejo resultó ser mortal. En Salónica, Nikos, de 57 años, cuenta que una pareja de su barrio fue hospitalizada después de haber rechazado la vacuna por orden de su confesor. “La mujer falleció, dejando atrás cuatro hijos. Es la consecuencia trágica de los consejos del confesor”, estima.

 

AFP