Kirk Douglas, de leyenda de Hollywood a la denuncia de violación a Natalie Wood cuando ella tenía 17 años

Kirk Douglas, de leyenda de Hollywood a la denuncia de violación a Natalie Wood cuando ella tenía 17 años

Kirk Douglas y la sombra de la denuncia de violación a la actriz Natalie Wood cuando ella era una adolescente

 

Ahora que su larga vida ha llegado a su fin, murió a los 103 años el 5 de febrero del año pasado; ahora que la gloria forjaba el bronce de su estatua, una leyenda del cine, un héroe de la Segunda Guerra, un soldado condecorado, el dueño de un Oscar honorífico por su trayectoria, el poseedor de la Medalla Presidencial de la Libertad, la más alta condecoración civil que otorga la Casa Blanca y que le prendió al cuello James Carter, el tipo a quien la República Francesa hizo Caballero de la Legión de honor, el que dio vida a Espartaco, el héroe esclavo, el que encarnó al oficial que defiende en vano a sus soldados en Senderos de Gloria, una joya de Stanley Kubrick de 1957; Kirk Douglas, el del hoyo en la pera, el filántropo que regaló más de cuatrocientos patios temáticos a otras tantas escuelas americanas, el tipo íntegro que denunció el maltrato a los ancianos, está acusado hoy, cuando lleva casi dos años muertos, de haber abusado sexualmente de una chica de diecisiete años que quería ser actriz, que logró ser actriz y que tuvo un final trágico todavía envuelto en el misterio: Natalie Wood.

Por Infobae

La acusación la lanzó la hermana de Natalie, Lana Wood, en un libro que acaba de aparecer en Estados Unidos, Little Sister (Hermanita), y en el que narra cómo se torcieron las cosas el día que la mamá de Natalie, María Zakharenko, la llevó un día de mediados de junio de 1955 a un hotel de Los Ángeles para que conociera a Douglas, que entonces tenía treinta y ocho años y era una estrella famosa de un Hollywood industrioso y a menudo, no siempre, igual de talentoso. Lana Wood conoce muy bien la historia porque ella tenía ocho años y acompañó a su mamá y a su hermana a aquel hotel.

 

 

Calló la historia hasta la muerte del actor y, acaso como expiación, porque sus protagonistas están muertos, con la certeza íntima de que su hermana le perdonará desde el más allá la infidencia y con un poquito de morbo también, que garantice el éxito del libro, Lana Wood quebró el candado de un secreto familiar, de una tragedia íntima, de una ceremonia secreta que la tuvo como testigo.

Kirk Douglas no era Kirk Douglas, era Issur Danielovitch Demsky, había nacido hace hoy 105 años, el 9 de diciembre de 1916 en el estado de Nueva York, en la pequeña ciudad de Amsterdam. Sus padres eran campesinos judíos rusos que llegaron a Estados Unidos, huían de los pogroms del zar, desde Chavusy, un pueblo de lo que es hoy Bielorusia. El padre era chatarrero y vendía alimentos y madera en las calles de Amsterdam porque tenía que mantener a seis hijas y a un varón. Cuando ese único varón cumplió cinco años, el padre abandonó todo y se perdió para siempre.

Kirk Douglas tenía en los ojos, y en la actitud, el brillo sagaz que da la calle. Alguna vez lo sintetizó en una frase: “Cuando sos tan pobre, lo único que te queda es ascender”.

 

En la academia neoyorquina conoció a la persona que le torció el destino. Laureen Bacall vio algo en Douglas que la impulsó a allanarle en parte el camino (Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)

 

Vendió dulces y refrescos en la calle, como su padre, repartió diarios, hizo de todo, pero siguió firme como un alumno más de la primaria y, más tarde, de la Wilbur Lynch High School. Allí descubrió que en el mundo había otra cosa: le dieron una medalla por recitar, y muy bien, el poema Across the border. Y aquel chico supo por vez primera lo que era un escenario. Y la escuela lo inició en la oratoria y el debate, una práctica común del programa educativo de Estados Unidos, que forma a los alumnos en los principios de los valores democráticos: el diálogo, el intercambio de ideas.

A los 17 años, empleado en unos almacenes, no tenía un centavo para pagarse los estudios universitarios, fue a hablar con el decano de la St. Lawrence University de Nueva York para que lo aceptara como alumno. El decano lo aceptó a cambio que trabajara en la Universidad como jardinero y después como bedel, el tipo que tiene las llaves de todas las puertas.

Había algo más: Douglas era un chico muy fuerte, con un cuerpo fraguado en el trabajo duro, cuerpo que luciría después en cuanta película hiciese falta, y aunque no hiciese falta, y el decano vio en él un candidato firme a integrar el equipo de lucha de la universidad. Así fue, se consagró campeón invicto de lucha libre, entre 1935 y 1939, cuando se graduó en letras como Bachelor of Arts. Y también hizo teatro en las ferias de los pueblos vecinos.

Dicen que quien sube a un escenario por primera vez, no baja jamás de él. Douglas ganó una beca en la Academia Americana de Arte Dramático de Nueva York y en el verano trabajaba en pequeñas compañías teatrales que hacían giras de pueblo en pueblo, cómicos de la legua, al decir de los españoles. Eso le dio mucha experiencia y su nuevo nombre: Kirk Douglas.

 

Kirk Douglas con su esposa Diana Dill, en Nueva York. Él nunca fue fiel y se divorciaron en 1951

 

En la academia neoyorquina conoció a la persona que le torció el destino, porque siempre tiene que haber un golpe de suerte. Laureen Bacall vio algo en Douglas que la impulsó a allanarle en parte el camino. Douglas se acercó así al teatro de Broadway y debutó en 1941, en una obra, Spring Again, que protagonizaba Charles Aubrey Smith. Al año siguiente lo incorporaron a la armada americana y fue enviado a la guerra del Pacífico como parte de la unidad antisubmarina 1139, en la que fue oficial de comunicaciones.

Volvió, condecorado y con honores, y se casó con una ex compañera de la académico de teatro, Diana Dill, con quien tuvo dos hijos: el hoy también actor y famoso Michael, y Joel.

Bacall volvió a tenderle su mano y lo recomendó a un productor de la Paramount. Le tomaron una prueba junto a otros dos novatos: el gran Montgomery Clift y Richard Widmark. Ganó Douglas y debutó en cine con The Strange Love of Martha Ivers. Le llovieron papeles y películas hasta que, en 1949, ya empleado por la 20th Century Fox interpreta a un boxeador en Ídolos de barro, dirigido por Mark Robson con producción de Stanley Kramer. Fue un dramón impresionante en el que Douglas desplegó un poco su propia personalidad: un tipo temperamental y arriesgado. El boxeador de ficción teje su propia caída. Douglas usó el temperamento para enfrentar el macarthysmo de los años 50: sus ideas de izquierda lo hicieron blanco de las andanzas y felonías, algunas no eran tales, del Senador Joe McCarthy que vio comunistas incluso donde no los había.

 

En 1948: Kirk Douglas juega con su hijo Michael (Hulton Archive/Getty Images)

 

Se divorció en 1951 porque nunca fue fiel a su mujer: mantuvo romances con Pier Angeli, Ann Sothern, Marlene Dietrich, Rita Hayworth, Gene Tierney, Joan Crawford, Patricia Neal, Mia Farrow y Faye Dunaway, según él mismo contó en su autobiografía. Y no contó todos sus romances.

En aquellos años no existía la variable de “adicto al sexo” que sí existe hoy y que heredó, la adicción, su hijo Michael. Igual, tras su divorcio, Douglas se enredó con Terry Moore y Debbie Reynolds hasta que se casó, en 1954, con Anne Mars Buydens, con quien tuvo dos hijos: Peter y Eric. Ese año de su segundo matrimonio, Douglas protagonizó una súper producción de Walt Disney, 20.000 leguas de viaje submarino, basada en la obra de Julio Verne, por la que embolsó una pequeña fortuna de la época: ciento setenta y cinco mil dólares.

 

Douglas en una escena de El Campeón, dirigido por Mark Robson

 

Fundó entonces su propia productora cinematográfica, Bryna, un homenaje a su madre y produjo su primera película, Pacto de honor, que protagonizó junto a Walther Matthau y a Elsa Martinelli.

Ese fue el año del abuso sexual a Natalie Wood.

¿Qué cuenta Lana Wood en su libro, centrado en la muerte de su hermana? De hecho, el título original del libro es Little sister – My investigation into the mysterious death of Natalie Wood (Hermanita – Mi investigación sobre la misteriosa muerte de Natalie Wood). Revela que durante muchos años, en la trágica historia de Natalie Wood, circuló en Hollywood el rumor de que había sido abusada en su adolescencia por un actor. Pero nunca se lo identificó.

A mediados de 1955, cuando Natalie tenía diecisiete años y hacía sus primeros pininos en cine, trabajaba entonces en el western de John Ford The Searchers, que protagonizó John Wayne, la mamá de Natalie y de Lana, María Zakharenko llevó a sus dos hijas a un hotel de Los Ángeles para que Natalie conociera a Kirk Douglas, una estrella consagrada.

 

Kirk y su hijo Michael Douglas en el set de Cast a Giant Shadow, dirigido por Melville Shavelson, en Rona, Italia, en 1965 (Hulton Archive/Getty Images)

 

Según cuenta Lana Wood, que tenía ocho años entonces, la madre pensaba que conocer a Douglas le abriría muchas puertas laborales a su joven hija. No es posible saber por los adelantos de prensa del libro, si en sus páginas se revela por cuál extraño sortilegio la chica de 17 años quedó a solas con el actor de 38, lejos de la mirada materna. Pero cuando retornó de ese encuentro, “se veía horrible, estaba muy despeinada y muy alterada”, escribió Lana Wood, que recuerda también que Natalie y su madre hablaron en voz muy baja, para que ella no pudiera oírlas.

Fue recién años más tarde cuando Natalie se sinceró con Lana, le dijo que la habían llevado a la suite del actor. “Él me lastimó, Lana. Fue como una experiencia extracorpórea. Estaba aterrorizada, confundida”, le dijo su hermana. Y también le confió que, con su madre, acordaron no revelar a nadie lo que había sucedido.

 

Cuando Michael supo de la denuncia de Lana Wood, por el abuso a Natalie, su padre ya había fallecido, resumió su sentir en sólo cinco palabras: “Que ambos descansen en paz”

 

Lana también prometió a Natalie no decir nunca nada. Pero admite que decidió cambiar de opinión luego de la muerte del actor, en febrero de 2020. “Ahora que ya no queda más nadie a quien proteger, estoy segura de que ella me perdonará por haber roto aquella promesa”.

Michael Douglas resumió su sentir en sólo cinco palabras: “Que ambos descansen en paz”. En 2016, cuando Douglas cumplió cien años, la actriz y bailarina Neile Adams dijo que era imposible sentarse al lado de Douglas “sin que su mano trepara por tu pierna.”

La carrera actoral de Douglas, y también su vida privada, jamás se vieron afectadas por denuncias sobre abusos sexuales o violaciones. En años siguientes, Douglas protagonizó grandes éxitos cinematográficos, entre ellos la ya legendaria Patrulla infernal, dirigida por Stanley Kubrick. Recibió premios, distinciones, el Oscar honorífico y se retiró como un actor respetado y querido, después de setenta y cuatro películas y de un paso breve y exitoso por la televisión, cuando ya su carrera en el cine estaba cerrada.

 

Kirk Douglas, Catherine Zeta-Jones, Anne Douglas y Michael Douglas en una cena en Los Ángeles poco antes de la muerte del actor (Tibrina Hobson/Getty Images)

 

El libro de Lana Wood trata de echar luz sobre la extraña muerte de Natalie Wood, protagonista también de varios films legendarios, como Esplendor en la hierba, Amor sin barreras, Bob&Carol&Ted&Alice. El 29 de noviembre de 1981, en un yate junto a su marido, Robert Wagner y el actor Christopher Walken, Wood cayó al agua y murió ahogada. Las autoridades dijeron accidente, se había ahogado después de una noche de alcohol y drogas.

Pero esa es otra historia.

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