Pacientes del Hospital Psiquiátrico El Pampero en Lara viven atados a sus camas, mientras mueren de hambre (FOTOS)

El único cariñito que le han hecho al Hospital Psiquiátrico de El Pampero es pintar la fachada. La pintura la llevaron antes de las elecciones. Foto Corresponsalía

 

 

 





Los pacientes recluidos en el Hospital Psiquiátrico El Pampero, ubicado vía Duaca en la ciudad de Barquisimeto del estado Lara, están a la buena de Dios ante la falta de atención por parte de los representantes gubernamentales en esta región, que asignan un presupuesto considerablemente más bajo que otros hospitales de la entidad.

Por Corresponsalía

Es el único centro psiquiátrico en Lara, donde residen 64 pacientes. Prestan el servicio de consulta externa para personas con historia clínica, a quienes les suministran medicamentos cuando hay existencia. La Dirección Regional de Salud es el ente encargado de la dotación de insumos y medicinas. Según publicaron en su cuenta de Twitter, la última vez que suministraron medicamentos fue el pasado mes de junio.

Los pacientes de El Pampero sucumben entre el hambre, las malas condiciones del lugar y la falta de atención sanitaria. Desde hace 4 años no cuentan con un especialista en Psiquiatría, lo cual ha empeorado el estado de los enfermos que constantemente están en crisis y descompensados.

Fuentes internas del centro psiquiátrico detallan que existen cinco áreas para la atención de los pacientes, pero actualmente solo tres están operativas. Para garantizar medianamente los tratamientos, piden apoyo a los familiares con recursos económicos para poder costear los fármacos.

Los enfermos sin familiares dependen únicamente de los pocos medicamentos suministrados en forma irregular por el Estado, lo cual implica que los pacientes presentan con frecuencia episodios de crisis. Dada la insuficiencia de medicinas, muchas veces al personal les ha tocado “sortear” los medicamentos y sedantes entre los pacientes que más lo necesiten o muestren mayor inestabilidad.

La falta de tratamientos pone en riesgo la vida de los pocos trabajadores que quedan en El Pampero, quienes no solo deben hacer “de tripas corazones” para cumplir con su labor, sino que se ven amenazados por los pacientes sin tratamientos, quienes presentan cuadros de agresividad: rompen las rejas, desprenden las baldosas, incluso, atacan a los enfermeros y al personal en general.

Personal humillado

El personal del psiquiátrico trabaja en deplorables condiciones

 

 

 

 

En El Pampero solamente hay dos enfermeros para atender a más de 30 pacientes en el área de hospitalización masculina: uno que cubre el turno de la mañana hasta la 1:00 de la tarde, y otro cumple una guardia de 24 horas. En el área de la cocina trabajan dos personas por semana, de lunes a domingo, cubriendo dos turnos desde las 7:00 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde.

Varios de los empleados viven en Barquisimeto, y luego de tomar el Transbarca (sistema de transporte de los Yutong), deben caminar un largo trecho en medio de la carretera.

Un trabajador de El Pampero gana 30 bolívares al mes, monto que deben compartir entre el sostenimiento familiar y los pasajes, mientras que un profesional gana cerca de 70 bolívares quincenales más una bonificación de 15 bolívares que reciben a través del Sistema Patria.

Los bajos sueldos, las condiciones laborales y la falta de transporte ha llevado a la mayoría del personal a desertar, por lo que son muy pocos los aún quedan al servicio del psiquiátrico. Estos trabajadores no solo deben soportan estas adversidades, sino que además son amedrentados constantemente por el director de la institución, Elvis Parra.

Cuando se atreven a exigir mejoras laborales y visibilizar la crítica situación del centro asistencial, son amenazados con ser despedidos, cambiados de cargos o los chantajean para dejarlos sin el beneficio de la bolsa de comida. Ante esto, los trabajadores hicieron un llamado al gobernador chavista Adolfo Pereira para que haga una supervisión exhaustiva a esta situación y verifique la idoneidad de quien ocupa ese cargo.

Infraestructura destruida

El Hospital El Pampero no cuenta con lavandería, tampoco con área para el saneamiento ni baños para el personal obrero. Se pudo conocer que durante la gestión del exgobernador de Lara, Henri Falcón, se iniciaron los trabajos de rehabilitación y construcción de estas áreas, pero una vez asumió la gobernación la chavista Carmen Meléndez, la obra fue paralizada. Aún guardan la esperanza de que sean retomados los trabajos.

Mientras ocurre ese “milagro”, a los empleados del psiquiátrico no les quedó de otra opción que armar un lavadero en el área de hospitalización y buscar la manera de improvisar unos baños. Asimismo, parte del techo del centro de salud se encuentra destrozado y la reparación iniciada por Falcón, quedó incompleta.

El sufrimiento es generalizado en El Pampero y es que los pocos trabajadores de mantenimiento que permanecen en su cargo, les ha tocado atravesar un calvario. Carecen del servicio de agua por tubería, y con cisternas a duras penas pueden llenar un tanque de 8 mil litros con el que deben sobrevivir una semana.

Monte, culebras, cucarachas y ratas abundan en el área externa del hospital Foto Corresponsalía

 

 

 

Cargan tobos, recipientes y pipotes para llevarlos a las diferentes áreas, y rendir el agua con el fin de asear a los pacientes, lavar las toallas, sábanas, ropa y limpiar el lugar. Debido a la falta de pocetas (dicen que por medidas de seguridad no tienen), los pacientes orinan y defecan en cualquier espacio que luego debe ser limpiado por el poco personal que queda en la institución.

Tal es el estado de decadencia del hospital, que el edificio está rodeado de monte, lo que ha desencadenado la proliferación de culebras, cucarachas y ratas.

En la reciente campaña electoral, como suele suceder, se ordenó pintar parte de la fachada del hospital, pero internamente no se ejecutó ninguna mejora, pese a que las carencias están a la vista de los representantes del régimen de Nicolás Maduro en la región larense.

En cuanto a la presencia de funcionarios policiales, se pudo conocer que el personal de la red hospitalaria dejó de prestar apoyo desde el año 2018, y desde el Centro Policial Norte solo envían a un policía en la mañana que da una vuelta, toma una foto y se retira del lugar. De igual manera, los milicianos que estaban asignados al centro de salud renunciaron debido a los bajos sueldos.

Muerte silenciosa

Muchos de los pacientes de este hospital fallecen y sus familiares no se enteran, razón por la cual deben solicitar colaboración a la alcaldía de Iribarren para enterrar los cadáveres en fosas comunes del Cementerio Municipal de Barquisimeto. Se conoció que la mayoría de las muertes han sido por causas ligadas a la desnutrición. Para muestra, un botón: cocinan 5 kilos de pasta para más de 60 personas. Sirven la cena a las 4:00 de la tarde y desde esa hora, los enfermos no comen hasta el día siguiente a las 9:00 de la mañana.

El Pampero no ha terminado de desaparecer gracias al apoyo de la Iglesia, empresa privada y organizaciones no gubernamentales, que una vez a la semana llevan alimentos preparados. El resto de los días, dependen de la mínima porción que suministra el hospital, la cual no reúne los nutrientes que necesitan los pacientes.

Trabajadores afirman que no se puede resocializar a los pacientes bajo las deplorables condiciones del psiquiátrico Foto Corresponsalía

 

 

 

Menciona la fuente que la comida que reciben los pacientes es muy parecida a la que le dan a los privados de libertad de las cárceles Fénix y Uribana, asegurando que reiteradamente les preparan sopa de arroz o frijoles con pollo mechado “para que rinda”.

Sobre esta situación, los trabajadores han manifestado su descontento en reiteradas oportunidades, asegurando que mientras los enfermos reciben una mínima porción, la directiva y los encargados de la cocina se sientan a comer grandes cantidades de alimentos.

Siendo el único centro psiquiátrico en Lara, con una capacidad limitada y en unas deplorables condiciones, hay que destacar el aumento de enfermos mentales deambulando por las calles, sobre todo en municipios foráneos como Torres, Morán y Jiménez, donde estas personas transitan sin rumbo, muchos sin ropa y con conductas agresivas que atentan contra la seguridad de las personas.