InSight Crime: El estado Sucre, en Venezuela, en alerta roja por piratería

De archivo. Ryan Roberts, secuestrado y robado por piratas en 2015, sigue pescando.| Foto Alejandro Cegarra para Bloomberg Businessweek

 

Los comerciantes que se dirigen a Trinidad y Tobago, barcos pesqueros e incluso turistas ocasionales, son todos potenciales víctimas de los ataques de piratas que operan en el estado de Sucre, al norte de Venezuela, revela un análisis de InSight Crime

lapatilla.com





A comienzos de octubre, la Organización Nacional de Salvamento y Seguridad Marítima de los Espacios Acuáticos de Venezuela (Onsa), declaró nuevas zonas de riesgo para los ataques de piratas en un nuevo informe, basado en los hechos de los últimos años.

La zona más peligrosa del país, que tiene el nivel de alerta más alto, se situó en el estado de Sucre, al norte del país, en especial el tramo de agua entre la ciudad de Carúpano y el parque nacional Paria.

Esta zona llamó la atención de todo el país en septiembre, por el caso de Fabio Tavares. El 14 de septiembre, Tavares navegaba solo desde Panamá en dirección a su país, Brasil. Al pasar cerca de la península Paria, frente a la costa de Sucre, fue presuntamente interceptado por cuatro lanchas, en cada una de las cuales había unos diez hombres armados con armas automáticas. Tavares envió una llamada de emergencia, pero su velero fue capturado, remolcado hasta la costa de Venezuela y supuestamente se exigió un rescate de US$100.000 por su liberación.

Dos días después, Tavares llegó a Trinidad y Tobago donde contó su historia a las autoridades, y declaró que había sido torturado en un campamento donde vio restos humanos. De esa experiencia quedan preguntas sin responder, como si se pagó el rescate, por qué lo liberaron tan pronto y de quiénes son los restos que dijo haber visto.

Pese a esas dudas, su relato es similar a otras denuncias en la zona. En 2020, se conoció de más de 150 ataques a embarcaciones en Sucre, que superan los 120 denunciados en 2019, según datos del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).

En su informe, Onsa también lamentó la inacción del gobierno. “Desde el parque nacional Paria hasta el Delta Amacuro, está fuera de control, es una zona de peligro. Las autoridades, incluida la Armada, deberían tener el control de la zona […] El nivel de mafia y piratería pasan los niveles de normalidad”, afirmó el secretario general de Onsa, Luis Guillermo Inciarte, en una conferencia de prensa convocada para presentar el informe.

Análisis de InSight Crime

Aunque las estadísticas de Onsa muestran un incremento constante de la piratería en Venezuela en la última década, la organización señala que la situación ha empeorado a niveles inéditos.

Según Inciarte, las denuncias de ataques de piratas se están reduciendo, no porque haya menos ataques, sino porque los grupos responsables tienen mayor control sobre las comunidades locales y no hay respuesta de las autoridades.

“Las bandas que atacan las embarcaciones frente a la península Paria tienen dos modus operandi. En ocasiones, simulan que sus barcos están averiados y atacan a quienes tratan de ayudarlos o envían a varias lanchas a rodear a sus blancos, como sucedió con el Klinker [de Fabio Tavares]”, comentó Inciarte en entrevista con InSight Crime.

Onsa también observó que las bandas de piratas se han fortalecido. “Los llamamos piratas, pero, aunque no conocemos la identidad de estos grupos, su capacidad de acción puede compararse con la de las bandas narcotraficantes que operan entre Venezuela y el Caribe”, explicó Inciarte.

Cuando se le preguntó por la falta de respuesta de las autoridades, Inciarte afirmó que es muy posible que algunos funcionarios hayan recibido sobornos de piratas para que les permitan operar, tal como sucede con las organizaciones criminales en tierra.

Un pescador de Sucre confirmó esos temores. “Cuando pasamos Carúpano, antes viajábamos cerca de la costa, de 3 a 10 millas de la costa. Ahora tenemos que viajar de 30 a 40 millas de la costa por los piratas en la zona”, le dijo a InSight Crime, a condición de que se mantuviera su anonimato por temor por su seguridad.

“Ellos tienen muy buenos barcos, con motores muy grandes, por lo general usan dos motores. Siempre hay 10 a 15 hombres a bordo, a veces más. Salen armados hasta los dientes y nos interceptan”, agregó.

Pero señaló que aunque los piratas portan armas automáticas y granadas, creía que los ataques se han vuelto menos violentos.

“Parece que ahora tienen órdenes de no matar a nadie, sino de llevarse cosas, como combustible, víveres y contrabando”, declaró a InSight Crime.

El pescador también denunció la falta de intervención de las autoridades, y dijo que hasta la Armada tiene miedo de los piratas.

“Esto ha llevado a una baja en la circulación de personas. Antes esto estaba lleno de lanchas, ahora, muchas veces estoy solo”, concluyó.