¿Por qué los latinos son las “víctimas perfectas” de la desinformación sobre el Covid-19?

¿Por qué los latinos son las “víctimas perfectas” de la desinformación sobre el Covid-19?

Manifestantes protestan contra las restricciones impuestas por el gobierno a la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en Kassel, Alemania , el 20 de marzo de 2021. REUTERS / Thilo Schmuelgen

 

Mostrar por qué los latinos que hablan español son las “víctimas perfectas” de la desinformación en torno al covid-19 y las vacunas es el fin de “Desinfodemia”, un documental que apunta a las redes sociales como parte de un problema que “mata gente”, según el presidente de EE.UU., Joe Biden.

La periodista Paola Ramos, que conduce “Desinfodemia”, una producción del medio digital VICE News con versiones en español e inglés y ya disponible en YouTube, dijo a Efe que el problema general de la desinformación acerca de la pandemia es más grave en el caso de los hispanohablantes en EE.UU., que, además, han sido afectados por el covid-19 desproporcionadamente.





Ramos dice que las redes, por una ley de 1996, la llamada Sección 230, no son responsables de lo que publiquen en ellas sus usuarios, no vigilan tanto los contenidos en español como los que son en inglés.

Eso se traduce en que la desinformación en español puede pasar mucho más tiempo sin que aparezcan advertencias o sea retirada y, así, el video o el mensaje engañoso se esparcen más y potencialmente hacen más daño, señala esta periodista que trabajó en la Casa Blanca durante la Presidencia de Barack Obama.

FALTA DE CAPACIDAD O NEGLIGENCIA

“O no tienen capacidad para monitorear los mensajes en español o la negligencia es total”, agrega Ramos, hija del conocido periodista Jorge Ramos y autora de libros como “Latinx” (2020).

Una manifestante sostiene un cartel que dice “Que la vacuna no sea un privilegio” durante una protesta contra el gobierno por un escándalo de vacunación “VIP, en medio del brote de coronavirus, frente a la Casa de Gobierno, en Buenos Aires, Argentina, el 27 de febrero de 2021. REUTERS/Agustín Marcarian

 

Ramos menciona como ejemplo un estudio realizado por la compañía Avaaz en 2020, que llegó a la conclusión de que solo el 30 % de los contenidos con desinformación en español que había en Facebook tenía “etiquetas con advertencias”, mientras que el 70 % del mismo tipo de mensajes en inglés contaban con ellas.

La compañía restó importancia al estudio de Avaaz con el argumento de que usaron una muestra muy pequeña, pero retiró 13 de los 16 casos de desinformación que aparecen en “Desinfodemia”, según se señala en el documental, que recoge declaraciones de Mark Zuckerberg, fundador y actual presidente de Facebook.

La periodista de VICE News hace hincapié en que precisamente los latinos pasan más tiempo que ninguna otra comunidad en las redes y se informan básicamente por internet.

Todo ello los convierte en “víctimas perfectas”.

Una de las entrevistadas para el documental, una hispana de California acérrima detractora de las vacunas contra el covid-19, a pesar de que su esposo tuvo la enfermedad, confiesa en “Desinfodemia” que dedican cuatro horas al día a estar en las redes.

En el documental Ramos visita comunidades campesinas hispanas en California y habla con algunos de sus miembros para conocer cuánto han calado los mensajes antivacunas en ellos.

También entrevista a Mariano Arriaga, el líder del movimiento Médicos por la Verdad en Argentina, al especialista en desinformación Jaime Longoria, de la organización First Draft News, y al congresista demócrata Tony Cárdenas, entre otros.

ESPAÑA, ARGENTINA Y EL SALVADOR, FUENTES DE DESINFORMACIÓN

La gran mayoría de la desinformación sobre el covid-19 y las vacunas que consumen los latinos viene desde España y América Latina, principalmente de Argentina y El Salvador.

Una manifestante lleva una mascarilla con la frase “No a la vacuna” durante una protesta en Sao Paulo, Brasil. 1 noviembre 2020. REUTERS/Amanda Perobelli

 

La médica salvadoreña antivacunas María Barrientos, algunos de cuyos vídeos aparecen en el documental, y Arriaga, al que Ramos confronta ante la cámara por decir que los estados de EE.UU. con políticas contrarias a medidas como el confinamiento es donde la incidencia del covid-19 es menor, algo que es falso, tienen gran predicamento entre los latinos de EE.UU, que hablan en español.

El hecho de que ambos sean médicos tiene peso entre las “víctimas de la desinformación” que aparecen en el documental. “No es cualquier persona, es doctora”, dice de Barrientos una de las entrevistadas.

Las llamadas promotoras de salud, que trabajan para la comunidad en las poblaciones de trabajadores agrarios hispanos en California, están en el otro bando: son personas que generan confianza y que son vitales para convencerles de que se protejan con la vacuna.

Una de ellas le confiesa a Ramos que también tuvo sus dudas acerca de la vacuna y hay otros entrevistados que se preguntan por qué las autoridades que nunca se ocuparon de ellos tienen tanto interés en que se vacunen.

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA DESINFORMACiÓN?

Cuando se le pregunta a la periodista cuál es el fin de la desinformación señala que no hay uno solo. Detrás hay razones ideológicas, culturales y monetarias.

Los manifestantes saludan a los automóviles durante una protesta de vacunación forzada en el Hospital Metodista Baytown de Houston en Baytown, Texas, el lunes.Yi-Chin Lee / Houston Chronicle vía AP

 

En “Desinfodemia” se menciona otro estudio que afirma que los contenidos engañosos relacionados con el covid-19 pueden generar ingresos publicitarios por 1.100 millones de dólares al año a las plataformas y la cifra solo incluye los que son en inglés.

También se dice que muchos de los “influencers” antivacunas en sus vídeos y mensajes remiten a cuentas de Paypal para que les hagan donativos para seguir luchando por la causa.

Ramos cree que la solución debe venir del Congreso de EE.UU., donde hay muchos proyectos de ley para combatir la desinformación pero ni uno solo ha sido aprobado.

El especialista Jaime Longoria, que no cree que sea posible erradicar la desinformación, subraya que al menos ayudaría que las redes tuvieran, al vigilar los contenidos en español, el mismo celo que con los que son en inglés.

EFE