José Guerra: El Plan Maduro-Amoroso

José Guerra: El Plan Maduro-Amoroso

Siguen los distractores y las provocaciones lanzadas por el régimen de Maduro con el objeto de inhibir la participación electoral de la unidad democrática. Es evidente que la última acción de Elvis Amoroso, con la cual inhabilitó a veintiocho diputados por quince años, va en esa dirección. Por ello, lo que una vez afirmó el dirigente de Primero Justicia, Ángel Medina, es totalmente cierto: “Ahora el asunto va ser que Maduro hará todo para que no participemos en las elecciones”. Nos quieren llevar a que perdamos por forfait siendo una mayoría evidente y que ni siquiera demos la pelea y para ello la política que sigue el régimen es construir y consolidar su propia oposición, una que no lo cuestiona, que no lo reta, que no lo critica, sino que más bien enfila su batería contra la oposición determinantemente mayoritaria para debilitarla.

Las fuerzas democráticas de Venezuela encaran un reto enorme que consiste en reencontrase con la ruta electoral que es donde nos ha ido mejor y de la cual, primero Chávez y ahora con especial énfasis Maduro, nos quieren sacar. Se han tejido un conjunto de mitos alimentados por factores de la oposición sobre la participación electoral. Por ejemplo, en las elecciones de 2006 de Manuel Rosales contra Chávez, las condiciones electorales eran aceptables y el resultado fue que Chávez ganó con el 60% de los votos respecto a Rosales que obtuvo el 40%. La mayoría del país estaba a favor de Chávez y eso era visible aunque algunos se negaban a aceptarlo. Posteriormente en el referendo por la reforma constitucional de 2007, con condiciones más desfavorables derrotamos a Chávez, por poco pero le ganamos. El país, luego del traspié de la abstención en las elecciones parlamentarias de 2005, había aprendido la lección según la cual mientras más ciudadanos votaran, mejor para las fuerzas democráticas.

Ya con Maduro la situación cambió porque Venezuela era otra. Henrique Capriles demostró que ya el chavismo estaba de retroceso. Aquella fuerza popular que parecía invencible que fue el PSUV, se comenzó a desmoronar y desgastar. La mayoría estaba del lado democrático y ello nos permitió derrotar al PSUV en las elecciones paramentarías de 2015, con las peores condiciones electorales que hayamos tenido desde el año 2000. La explicación de ese triunfo radica en el hecho que logramos convencer a los venezolanos del valor del voto. Y se cumplió así con precisión matemática aquello de que a mayor participación mayor cantidad de votos de la unidad democrática.





El régimen entendió esta lógica y se propuso quitarle contenido al voto y eso se observó con claridad en las elecciones de gobernadores de 2018, con las migraciones de los centros electorales para desmovilizar a los electores opositores, la colocación de puntos rojos, el uso del carnet de la patria, entre otros elementos. El desafío es sobreponerse, trazar una política clara de participación en las elecciones que corresponden y luchar con determinación para hacer valer la mayoría frente al gobierno más anti popular que haya tenido Venezuela.