Luis Alberto Buttó: Día del profesor universitario

Luis Alberto Buttó: Día del profesor universitario

Luis Alberto Buttó @luisbutto3

“Viva la Academia / Vivan Profesores” se canta en unos versos del Gaudeamus Igitur, el himno universitario por excelencia. Hay razones de sobra para tal exaltación de los profesores universitarios. Por la materialización que siempre han hecho del compromiso hermoso que mantienen con el país y con su gente les vale de sobra ese reconocimiento. Es incuantificable lo que desde aulas y laboratorios los profesores universitarios le han dado a la sociedad venezolana e igual de incuantificable es cuanto le seguirán dando en el futuro que ellos mismos están ayudando a construir. Los profesores universitarios están con el país y el país cuenta con ellos. Eso jamás cambiará. 

El reconocimiento a ese papel trascendental de la universidad y de los profesores universitarios se hizo tangible el cinco de diciembre de 1958, cuando, el entonces presidente de la Junta de Gobierno que dirigía los albores de la democracia instaurada luego del derrocamiento de la dictadura militar, firmó el Decreto Ley número 458 que puso en vigencia la Ley de Universidades. Maravillas de la vida y de la historia, no podía ser de otra manera que la rúbrica estampada al final de ese Decreto fuese la de Edgar Sanabria, quien era profesor de la Universidad Central de Venezuela. La justicia de los tiempos, podrían decir algunos. Más acertado sería decir que, una vez más y como siempre, la universidad estuvo en la primera línea de combate por lograr las grandes transformaciones del país. Así las cosas, Venezuela es inconcebible sin sus universidades; Venezuela es inconcebible sin sus profesores universitarios.

Lo que se celebra cada cinco de diciembre desde que, por iniciativa de la Federación de Profesores Universitarios de Venezuela, la FAPUV, se acogió tal fecha como día del profesor universitario, es el papel trascendental de los hombres y mujeres que crean y divulgan conocimiento científico, saber humanístico y filosófico, para que el país pueda enrumbarse con seguridad por la senda del desarrollo. Por consiguiente, más allá de las sombras que se ciernen sobre la universidad venezolana en los actuales momentos, hay motivos más que suficientes para celebrarlo. A fin de cuentas, como todos en Venezuela saben, la universidad, indefectiblemente, vence y vencerá las sombras. No hay fuerza que contra ella prevalezca. No hay poder despótico que la doblegue.  





Celebra el país, entonces, el concurso de quienes trazan las fórmulas para que la ciencia y la tecnología se conviertan en procesos productivos innovadores, lo cual se traduce en crecimiento económico y progreso de las mayorías. Celebra la labor de quienes enseñan a producir más y mejores bienes y servicios y cómo disponer de ellos con libertad y equidad. Celebra el empeño de quienes proponen mecanismos valederos para que la gente pueda alimentarse en cantidad y calidad apropiadas. Celebra a quienes develan las herramientas para que la vida se prolongue en el tiempo y se mantenga con salud. Celebra a quienes incitan al pensamiento reflexivo, la apreciación de las artes y el enaltecimiento de la condición humana. Con el día del profesor universitario se celebra el conocimiento y la búsqueda de la verdad, que es decir la búsqueda de  la libertad.    

Hoy en día, en términos socioeconómicos, los profesores universitarios son menospreciados y vejados por quienes aborrecen y le temen al conocimiento. Mala hora atravesada en un camino que debiendo ser luminoso se ha tornado angustiante. Esto es verdad, pero también es verdad que por más larga que parezca la noche siempre llega la mañana. El país ha atravesado períodos hartos difíciles en su historia y de ellos ha salido adelante con la participación trascendental de los profesores universitarios. La ciencia halla las respuestas. El saber triunfa. El mal se opaca. No es autoayuda; es certeza.       

¡Feliz día a todos mis colegas profesores universitarios! La honra nos la ganamos. La honra no nos la arrebatan. 

@luisbutto3