William Anseume: Pandemia flexible

William Anseume: Pandemia flexible

En Venezuela, la pandemia se mueve al son que le toquen en Miraflores. En diciembre bailará y todo. Es éste el único país donde el coronavirus vacaciona con una semana de por medio que, por instrucción “oficial”, permite salir a bonchar y a disfrutar una vida más “normal”, sin las restricciones que impone la “cuarentena radical”, después de la temporada semanal de encierro. “Estamos en forma radical”, dice la gente, como si de acciones políticas opositoras de verdad se tratara.

Y, sí, de política se trata. De política de Estado acerca del uso de la salud para controlar y, a la vez, exponer a los ciudadanos. Por ejemplo, en donde vivo, esta pasada semana el estadio estuvo radicalmente lleno de visitantes (sin tapabocas, amontonados), y de los del patio, (amontonados, sin tapabocas) con sus camionetas de lujo plenando la calle. El club abrió a los socios las piscinas y se cumplió el deseo de dar un toque mágico de normalidad, espantador del virus. ¿Se pretende dar solaz a la gente para que con su esparcimiento se olvide de tanta problemática que la agobia? Para nada. Si había dudas, el impostor gubernamental las aclaró todas al rompe en su ¿última? cadena nacional: diciembre será de flexibilización plena. Todos sabemos el por qué.

Los especialistas más connotados en virología alertan que se ha aminorado en mucho el número de pruebas. Lo que se traduce “alegremente” en ocultamiento al saber de casos que evidentemente, a la vista, proliferan. Sabemos que hay muchos más contagios que los anunciados y reconocidos de manera “oficial”, sabemos que hay más muertos, cuyos resultados de los exámenes llegan después de los decesos, o que sepultan con todos los síntomas, pero fenecen diagnosticados con infarto, o afección respiratoria aguda, tipo neumonía. Sabemos que desde las sedes del poder buscan desconocer y que descozcamos la existencia más amplia del coravid-19; lo espantan para darle realce a su “fiesta” electoral. De allí que las costosas y repetidas propagandas que buscan convencernos de las bondades de la nueva Asamblea Nacional impostora se incrementen y nos persigan a todo trance.





Con virus y sin virus, igual la ciudadanía se abstendrá de votar; conoce las trampas y los juegos de los coleados por dinero en el acatarrado círculo del régimen. Sabedora es de que en esas elecciones amañadas, fraudulentas, alacraneadas, de este diciembte no está la oposición por ningún lado y de ningún tipo. Estima certeramente que no serán reconocidas dentro ni fuera del país y que se viene una profundización más aguda de la ya aguda crisis política nacional.

Sumamente irresponsable resulta el juego con las vidas humanas y la salud de la poblacion, pero no necesitamos ojear informes de la ONU para concer el talante criminal de quienes usurpan el poder. Más insumos para los pagos de sus deudas con la humanidad, cuando finalmente sean arrancados del cruel manejo de los poderes ilegítimos del Estado. Las instancias internacionales deben fijarse , ya, bien, agudamente, en este otro criminal proceder. Almagro, Bachelet… ¿Siguen ahí?