Luis Alberto Buttó: De tragedias y perspectivas

Luis Alberto Buttó: De tragedias y perspectivas

Luis Alberto Buttó @luisbutto3

Demasiados son los piensan que la vida se constriñe a las perspectivas desde la cuales se mira todo cuanto ocurre; perspectivas que nacen y se conforman en las orillas donde cada quien está parado mirando correr los ríos que cantó Jorge Manrique en las coplas escritas ante la muerte de su padre. Relativismo absoluto de la existencia. Relativismo absoluto frente a la existencia. Mirada netamente individualista que minimiza el compromiso y reduce la activación del esfuerzo compartido. Mirada equivocada, obviamente.

En un chat de esos donde tanta gente le reclama a otros para que hagan lo que ellos ni por asomo hacen, o donde muchos dicen a buen resguardo lo que no se atreven a decir en público, so pena se les incordie por la postura esbozada, leo la descripción de lo que a alguien le preocupa. El protagonista del cuento esperaba ansioso por el pago adelantado de cierta fracción de su bono navideño y con precisión sacaba cuentas de la cantidad de divisas que con cada día transcurrido dejaría de percibir. Al final, el reclamo se centró en señalar que en caso de que hubiese pasado un día más sin recibir la transferencia en cuestión no habría podido llenar, como efectivamente hizo al cobrar lo esperado, el tanque de gasolina de uno de sus automóviles. A la diferencia entre ¾ de tanque de combustible o un tanque full se redujo su tragedia personal.

Mientras esto ocurría, por redes y medios se daba a conocer la verdadera tragedia. La tragedia que refleja en toda su magnitud el espanto de una sociedad derruida sin clemencia, no la incomodidad que alguien pueda experimentar en lo personal. En Caracas, en la soledad de sus vidas y residencia, dos ancianos fueron encontrados muertos por inanición. De aquí en adelante, sobran las palabras. En realidad, no hay más nada que decir porque historias como ésta gritan el horror que realmente importa: la oscuridad de un destino donde el hambre y el abandono son el sino trágico que no espera, el final horrendo que desde hace tiempo toca las puertas de los verdaderamente desvalidos. En este caso, como en todos los similares, no hay suficientes lágrimas para lavar la afrenta, no hay maldición tan grande que englobe a los responsables.





Dicho lo anterior, no queda más que imaginar la ínfima posibilidad de que alguna reflexión pueda extraerse de lo aquí narrado, sin negar el hecho de que el deseo de encontrar el aprendizaje sugerido termine reduciéndose a tonta aspiración, otra de tantas fantasías condenadas a nunca materializarse. El mundo en el que transitamos quizás tendría esperanza si más de nosotros no continuásemos creyéndonos el centro del universo y dejáramos de vivir encerrados en las burbujas enanas del egoísmo que moldea nuestra mirada ante la vida. Voltear la vista y extender la mano a quien está a nuestro alrededor, en especial al más necesitado, puede que resulte un esfuerzo titánico a quien solo le importa lo que considera cercano, pero, sin duda, aportaría la certeza de acercarnos un poco más a lo humano y alejarnos un tanto de la mera animalidad. Es un compromiso que espera. 

A veces, cambiar el foco de atención ennoblece. El dolor del otro debería ser también nuestro propio dolor.        

@luisbutto3