Luis Barragán: Un monstruo ministerial

Luis Barragán: Un monstruo ministerial

Luis Barragán @LuisBarraganJ

Al pasar todo esto, tropezaremos con una gigantesca piedra: la situación calamitosa de la administración pública. Todavía, nos comentan, hay nuevos y masivos ingresos a las nóminas, en medio del derrumbe institucional, económico y financiero del Estado, por no citar el COVID19 que luce como un detalle al lado de un régimen que lo emplea como un perverso mecanismo de control social.

La proliferación patológica de los despachos ministeriales, por todos estos años, quizá los haga enteramente inauditables. Puede decirse de un solo ministerio (y misterio), como es el propio PSUV que los administra y exprime a su antojo, en clara competencia con las otras mafias surgidas al calor del saqueo del erario público.

Un monstruo emblemático, es el de Educación que, por cierto, aparentemente no se ocupa de las universidades. Sus titulares han fungido como virreyes del funcionariado público, a los que se les reconoce el (de) mérito de haber domesticado, por cualesquiera vías y costos, a los gremios docentes, muy antes bulliciosos y combativos.





El mastodonte movido en la cristalería de un edificio inseguro, tiembla cada vez que debe intentar neutralizar la legítima protesta de maestros y profesores. En el vasto (y bastardo) clientelismo edificado, sólo quedan penalidades que repartir y, una de ellas, la de forzar un regreso a clases (aún bajo el eufemismo de virtuales) con la cuota de sacrificios de los docentes que se balacean entre el hambre y la enfermedad.

El ministerio de Educación es una pesadilla para quienes irremediablemente lo sufren, cual inmenso laberinto burocrático de recursos despilfarrados hasta el hastío. Empero, ya le es y será cada vez más difícil controlar a los gremios desesperados, a quienes – por cierto – les falló buena parte de sus dirigentes encaramados entre oportunismo, el silencio y el temor.