Abraham Sequeda: La política como servicio público

En las últimas décadas, países que se encontraban en situaciones muy difíciles económicamente, en condiciones de subdesarrollo y a veces bajo la acción de guerras armadas; lograron superar la pobreza y ubicarse como países con calidad de vida envidiables. Otros con políticas socialistas, dentro de los cuales figura Venezuela, han alcanzado los últimos lugares de todas las listas de condiciones económicas favorables, oportunidades y desarrollo humano.

Particularmente en Venezuela más que políticas rentistas y populistas, es la ejecución de actividades delictivas institucionalizadas, por parte de un grupo de jerarcas, que decidieron que el país les pertenecía; como consecuencia enfermiza de esto y la realización de las funciones públicas como medio de enriquecimiento, saquearon y robaron al país en todos los ámbitos y al mejor estilo de los campos de concentración nazis, con una sincronización y planificación que podría espantar a  cualquier criminal o malvado, real o de ficción.

La Política no es negativa, es la vía para darle forma al estado y así el funcionamiento de las condiciones de bienestar. Negativa es, cuando se corrompe o cuando pocos, la toman como medio para el lucro personal y para hacer daño. El sustrato de la política lo hacemos cada uno de nosotros, solo que, cuando alguno decide avanzar en ese camino, se transforma en un servidor público, el cual,  va a ejercer sus funciones de acuerdo con sus valores éticos y principios.





A los jóvenes que desde temprana edad se interesan por estas lides, especialmente a los universitarios que están por obtener su título, tres cosas que no deben olvidar: en primer lugar, hacer lo imposible por graduarse y manejar los conocimientos en el área respectiva, luego ejercer su profesión y que no sea el título un adorno en la pared, que puedan intervenir para llevar soluciones a partir de su desarrollo individual para obtener los medios económicos y alcanzar una vida de bienestar; por último, no vivir de la política. La política no es una profesión, es una función, una actividad como servidor público.