Cástor González Escobar: Tormenta Perfecta

Cástor González @castorgonzalez

Meteorológicamente se denominó como “tormenta perfecta”, al fenómeno que dio lugar al hundimiento del pequeño pesquero Andrea Gail y con el cual se tituló a la famosa producción cinematográfica hollywoodense protagonizada por el popular actor George Clooney. Fue así como una combinación de manifestaciones naturales individuales y ya usualmente cada una por su lado devastadoras, derivaron en una circunstancia inusual, que siendo luego etiquetada como perfecta, no fue otra cosa que el producto de una enorme borrasca extra tropical que salió al Atlántico desde los Estados Unidos absorbiendo a un ciclón tropical ya debilitado, resultando luego dicha combinación en un verdadero huracán.

En Venezuela, hasta 1999, la situación no era muy diferente a la de la condición atmosférica que precede a una tormenta, es decir, era imperfecta, con días claros, días oscuros, lluvias por acá y por allá, turbulencias, días plácidos y otros no tanto. Social y económicamente, el país tampoco era distinto, pues si bien existían profundos desequilibrios que sirvieron de caldo de cultivo al proyecto de Fidel Castro y su Caballo de Troya, Hugo Chávez, tales inequidades palidecen al compararlas con las profundas heridas y el sufrimiento que padecemos hoy día, dos décadas después, la abrumadora mayoría de los venezolanos.

Curiosamente, una lamentable circunstancia meteorológica como lo fue la vaguada que azotó al país y que castigó al Estado Vargas con deslaves, inundaciones y un incontable número de fallecidos y desaparecidos, precisamente marcó el verdadero inicio de una gestión que derivó en algo aún más catastrófico, como lo ha sido el accidente histórico del castro-chavismo, que con sus complejos, ignorancia y ambición desmedida, sumió al otrora ya complicado pero pujante país, en una espiral de destrucción infinita.





En dos décadas el desgobierno ha hecho todo mal, y al contrario de quienes les subestiman, no se trata de inepcia, sino más bien de un cuidadoso plan de sometimiento progresivo mediante la destrucción total, aunque ello implique reinar en ruinas. Y vaya que lo han logrado, pues han destruido todo cuanto han tocado, al punto que han creado las condiciones para el avance de la desolación ya a un ritmo exponencial y donde cada día que pasa, vamos tropezando con una nueva sorpresa que impacta nuestra ya precaria calidad de vida. Y es allí, en ese contexto, donde ese avance arrasador de las acciones y omisiones del desgobierno que representan la borrasca extra tropical, se encuentran con un pueblo debilitado, acosado y disminuido que un día fue huracán, ahora degradado a ciclón, pero que al ser absorbido por esa borrasca inflamada de corrupción, soberbia e indiferencia, derivará inequívocamente en la formación de una tormenta perfecta, donde lo que prevalecerá es la borrasca, convertida en algo aún mayor que arrasará con muchas cosas, incluidos sus promotores.

Después de la tormenta, como siempre, vendrá la calma y no precisamente la de la paz de los sepulcros, sino la de la paz conquistada luego de una pesadilla de cuatro lustros, y con ella vendrá el renacer, la esperanza y el furor de reconstruir lo destrozado y echarnos a andar finalmente por los derroteros de un siglo al que vamos llegando tarde, pero con el inmenso talento que hemos forjado en la adversidad. Por lo pronto, falta que los factores y actores que aún se resisten, terminen de asumir que solo poniendo al país por delante de cualquiera que sea su ambición y apetencia personal o grupal, es que lograremos atravesar con éxito la tempestad, pues de lo contrario nos espera el mismo destino que al Andrea Gail.


Abogado. Presidente del Centro Popular de Formación Ciudadana -CPFC-
castorgonzalez@gmail.com | @castorgonzalez