Que no se repita la historia 80 años después, por @ArmandoMartini

Que no se repita la historia 80 años después, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

La Alemania nazi abrió fuego el 10 de mayo 1940, en pocas semanas, conquistó Francia, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos. Ensoberbecidos, entregados con empeño del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, invadieron a los cándidos que imaginaron no tendrían que pelear por su libertad. 

El ataque de la Wehrmacht -Fuerza Armada unificada- conmocionó al mundo por su brutal e inhumana fiereza; hizo caso omiso de la Línea Maginot (muralla fortificada construida por Francia a lo largo de su frontera con Alemania e Italia, después de la I Guerra Mundial). En su avance, la mesnada del tirano alemán de origen austrohúngaro, llegó a París, desfilando a paso de ganso, por la Plaza L’Etoile y el Arco de Triunfo.

Hicieron caso omiso de las advertencias, se burlaron de Charles De Gaulle, quien señaló, la Línea Maginot no era más que un costoso alarde, sustituible por tanques y aviones modernos. No lo escucharon. Pero con la invasión llegó la razón. La Panzerdivision (división acorazada de combate) y Lustwaffe (fuerza aérea) eran superiores.





Como en Venezuela, ¿se acuerdan? “no, vale”; “ni de vaina, esto no es Cuba”; “están exagerando”; “si hablan pendejadas”. Desestimaron al comunismo insuflado por Fidel, se impusiera en la Venezuela forjadora de libertades y tiempos democráticos imperfectos, pero atiborrada de petróleo, emprendimiento y oportunidades. Sin embargo, amenazada por la retorcida intención de imponer el socialismo por el Foro de Sao Paulo, después Foro de Puebla, ahora Alianza Progresista; mutaciones con el mismo objetivo: arruinar países, destruir democracias y cercenar libertades. 

Venezuela tiene dos décadas resistiendo la invasiva vergüenza castro-chavista.

Los nazis esclavizaron a quienes dormitaban entre democracias parlanchinas. Una Inglaterra que todavía discutía como verdades las mentiras toleradas por el candoroso Chamberlain. España se declaró neutral. Mussolini fascista fracasado terminó colgado boca abajo, mientras los ingleses llamaron de emergencia a Winston Churchill, valiente intelectual estadista habló claro: “les ofrezco sangre, sudor y lágrimas”.

En ese periodo, los enfrentamientos fueron pocos, localizados, hasta el punto que se discutió sobre guerra de broma o guerra falsa. No se tomaron iniciativas serias, contundentes, definitorias. Ni se abrió un Frente Occidental, tampoco se presionó a Alemania, más allá de pocas escaramuzas, típicas de espantadizos colaboracionistas. La estrategia fue blandengue de prolongar la política de apaciguamiento, simulando normalidad en ilusas fantasías de dialogo con la creencia utópica de ablandar, al traicionero, falto de palabra y desalmado Hitler con aptitudes sumisas. 

Tras esa manera timorata, servicial e irresponsable se encontraba el miedo a una guerra que sería más brutal a la anterior, finalizada solo veinte años atrás, aún presente en la memoria colectiva. La experiencia había hecho surgir con ímpetu una corriente pacifista y acomplejada. Que concluyó con una conflagración cruenta y mortífera.  

El 20 de mayo 1940, el III Reich apertura en Polonia el campo de concentración y exterminio de Auschwitz. Proyecto nazi de acabar con cualquier rastro de cultura, civilización e independencia. Ese día llegaron delincuentes comunes destinados a ejercer de guardianes que se hicieron famosos por su sadismo. Asesinaron y llevaron a cabo el genocidio de la población judía. 

Auschwitz simbolizó el horror del régimen nazi. 

Venezuela ha creado a su estilo, no con cámaras de gas, sí con sótanos, torturas y muertos entre centenares de presos políticos por oponerse al desastre, corrupción e insólita incompetencia. No siendo aquellos “jueces del horror” que dieron texto jurídico a la ignominia y cruel doctrina nazi; el castro-madurismo posee un poder judicial sumiso que da soporte legalizando las violaciones a los Derechos Humanos, persecuciones y desmanes. 

Una oposición de complacencias, que habla sin parar ofreciendo libertades y derechos, pero jamás logra siquiera el destino de sus manifestaciones, por mucho gas lacrimógeno tragado por leales entusiastas y agua macilenta por las ballenas. Una oposición, como aquél patético Chamberlain que se sintió triunfante cuando Hitler le firmó un papel asegurando no invadiría, habla, negocia, dialoga, propone, hace ofertas vacías y repetitivas.  

No se negocia ni dialoga con patibularios tengan o no ideología, no se les da el beneficio del quién sabe si, ni la ventaja del tiempo, mientras las uñas siguen creciendo, la edificación de la perversión continúa. Al final, el mundo hubo de arremeter contra el nazismo y militarismo japonés. La democracia tuvo que abrirse paso a la fuerza. 

En Venezuela sigue obrando el castrismo del siglo XXI porque a quienes les falta hasta las carencias tampoco tienen el poder en las manos. Hablarles a los constructores del desastre es lo que ha sido hasta ahora: perder el tiempo. 

Como ahora sucede en Venezuela. Proporcionar tiempo, esperando el resultado de una supuesta negociación, es ingenuo y peligroso. Las actuales circunstancias son favorables, para un cambio. No se puede permitir se continué postergando un desenlace. Y como Winston Churchill firme en su lucha, nunca desmayó ni se rindió a la adversidad y desgracia de politiqueros dialogantes. 

Debemos impedir, un minoritario grupúsculo de politiqueros corruptos, mantenga secuestrado el futuro, continúen bloqueando la solución amparada en la Constitución y el Derecho Universal. Justificada por su ilegitimidad conformada por solicitados en tribunales internacionales. De allí la imposibilidad planteada por el colaboracionismo de continuar proporcionando oxígeno e impulsando una inexistente salida negociada. 

De haber actuado, la historia sería diferente. Preferible la verdad por dura, que protegerse en la falsedad.

@ArmandoMartini