Ángel Lombardi: Marx + Proyecto de una ética mundial

Ángel Lombardi: Marx + Proyecto de una ética mundial

Marx 

(A Lilia Sofía y Carlos)

Marx (el sólo nombre inspira pasión y locura, es decir irracionalidad). Fundador (no sé si estaría consciente de ello) de una “nueva religión”, ese es el drama de su fama: dios o profeta para unos; el diablo para otros. Con el tiempo pasará a ser lo que fue, un intelectual judío, mesiánico, de allí su tesis comunista de una sociedad mundial sin clases, sin Estado, sin naciones, sin dios, sin necesidades, el reino de la “libertad”. Esta ilusión fue la gran promesa del “nuevo-profeta” que “compraron” millones y enloqueció a medio mundo. A su manera fue un iluso idealista más, que avizoró y proyectó “una nueva tierra y un nuevo cielo”, que en algún momento está presente en el inconsciente humano del “paraíso-perdido” y del paraíso en la tierra, y a esta ilusión bíblica le dio contenido histórico-teórico: el mecanicista sistema filosófico del materialismo dialéctico e histórico, una crítica seria al capitalismo de su época y un compromiso político con el oprimido (el proletariado), el nuevo pueblo elegido. Para ello utilizó y amalgamó “creativamente” muchas influencias intelectuales: Particularmente: Demócrito, Hegel y en economía, David Ricardo, Adam Smith y otros. 





Fue un escritor eficaz y crítico elocuente del sistema político, social y económico de su época y proyectó una “salida y una solución”. Engels, fue otro invento posterior, fue apenas el amigo-empresario que ayudó a Marx a sobrevivir, precariamente, y compartió sus inquietudes y proyectos políticos. Y es cuando aparece Lenin, intelectual y político, con cualidades de líder y voluntad de poder y sin límites morales (el príncipe de Maquiavelo), mezcla de Borgia con Iván el Terrible. De allí sale la nueva ideología (teoría y praxis) del socialismo y del comunismo del siglo XX. Después vino Trotsky, Stalin, que se pelearon a muerte “el legado” y la herencia política de Lenin, Mao, etcétera. Variaciones nacionales de lo mismo: un proyecto brutal y violento de “revolución”. 

Entiendo que puede alguien declararse “marxista”, igual hegeliano, kantiano, y cualquier otra filiación o afiliación “filosófica”, pero declararse comunista después del genocidio en Rusia, China, Camboya, el Gulag soviético, del asesinato, tortura y prisión de millones por una “idea”, nunca lo he entendido. Asumir como principio político la “dictadura del proletariado y la lucha de clases”, como medio lícito de lucha política, la violencia y la guerra. Aspirar al poder absoluto y único, hegemónico y “para siempre” detrás de un líder mesías y una masa asustada es inhumano y aberrante. La palabra socialismo, ambigua y equívoca, como etapa previa y sin duración definida, es una trampa para justificar el “camino al paraíso prometido”, la utopía hebrea de un judío alemán, converso y bautizado, ateo y “racionalista” (biografía de Marx). Hombre inteligente y culto, hijo de su época y circunstancias como todos, fue un crítico serio de la economía-política de su tiempo, con aciertos y errores. Observador inteligente de la sociedad europea y de la historia. Escribió brillantes y lúcidos ensayos al respecto. Con el tiempo entrará en desuso progresivo como todo teórico, que la realidad-real vaya desmintiendo sus muchos “errores” o “falsas ideas”. 

El socialismo histórico se salvó en la medida que abjuró del marxismo, como religión e ideología y asumió la democracia como sistema y valores.

Proyecto de una ética mundial

“Imposible sobrevivir sin una ética mundial. Imposible la paz mundial sin paz religiosa. Imposible la paz religiosa sin diálogo de religiones”, Hans Kung (esto fue escrito en 1990). La historia más allá de sus dimensiones o aspectos políticos, económicos, sociales, culturales y en toda su diversidad de lenguas, naciones, culturas, costumbres diversas, es una sola como historia de la humanidad, y cada día lo será más por imperativo civilizatorio y tecno-científico. Y la Tierra es Casa Común, para cuidarla y preservarla y ya no para “matarnos” sino para convivir en pluralidad, respeto y tolerancia. No entenderlo va a ser el principal desafío ético del siglo XXI, seguimos en las “morales ideológicas” particulares, como individuos y colectividades. Hay que construir una ética global sobre la “consciencia” de una sola humanidad culturalmente diversa, pero con un destino histórico compartido y cuya principal obligación es “cuidar” del semejante, de manera fraternal y de la Casa Común. En términos simbólicos, Caín y Abel reconciliados. Cosmos, naturaleza, mundo, lo que usualmente llamamos realidad existe per se no nos necesita. Los seres humanos vinimos “después” y de acuerdo a la tradición bíblica “se nos dio como heredad” para “vivirlo y disfrutarlo” responsablemente. Y aquí comienza la tarea humana, la historia. Como estamos dotados de libertad nos toca decidir siempre entre el bien propio y del semejante o el mal, es decir, exacerbar nuestro egoísmo y pasiones y actuar de manera a-moral, más allá de los límites permitidos, en perjuicio de los demás. Es lo que llamamos historia “caínitica”, no otra cosa es la ética, los límites de nuestra libertad para no perjudicar a consciencia al “otro”, de allí el poderoso e imperativo moral del AMOR en todas sus dimensiones, del “amaos el uno al otro como a sí mismo” y para el creyente a Dios por encima de todas las cosas.