Emeterio Gómez In Memoriam, por Antonio Sánchez García @Sangarccs

Emeterio Gómez In Memoriam, por Antonio Sánchez García @Sangarccs

A Rocío Guijarro

La popularidad de Emeterio Gómez, era sorprendente y envidiable. Caminábamos por el bulevar de Sabana Grande – viejo espacio de nuestras revolucionarias querencias sesentosas- y nos impresionaba el cariño que le profesaba la gente. Emeterio, el sabio habituado a la compañía de lo presocráticos, vecino puerta con puerta de Spinoza y Leibniz, aristotélico y platónico, hegeliano y marxista, era amado por la gente más sencilla de nuestro pueblo. Se debía a esa extraña simbiosis de sabiduría y generosidad, de agudeza intelectual y de amor al prójimo. Agustín Berrios, que me lo presentara cuando se había hecho a la tarea absolutamente utópica e inalcanzable de fundar un movimiento liberal venezolano, esa pata de la que cojeamos desde nuestros orígenes, hoy se cumplen 210 años, me dijo en su momento: Emeterio es un apóstol. Merecería la santificación.

Hurgaba en los entresijos de la tradición filosófica y epistemológica de Occidente con un entusiasmo y una familiaridad dignos de Harvard y Cambridge. Así fuera desde la Plaza Venezuela y los siempre generosos espacios de CEDICE. Del que fuera alma y espíritu rector, junto a su entrañable amiga Rocío Guijarro. Sin otro interés que contribuir a moralizar un mundo profundamente corrompido.





Insistiendo como un evangelista en el desierto en la necesidad de moralizar nuestros comportamientos. De ser fieles a la más profunda y valedera enseñanza del cristianismo: amar a los demás como a nosotros mismos. Y respetarnos donde quiera que estuviésemos.
La vida le deparo grandes satisfacciones y el reconocimiento nacional por su alta valía intelectual. Pero el destino le jugó una mala pasada. Lucho con empeño y logro recuperarse de una severa enfermedad. Y fue a España a convalecer junto a sus hijos. Es allí, junto a ellos, que sufre otro accidente que se salda con el contagio de la enfermedad del milenio. Y la muerte.

Nos faltan palabras para reconocerle todo el agradecimiento que se merece. Venezolano ejemplar, su memoria nos acompañará siempre en la tarea espiritual que perseguía: hacer de Venezuela una nación de cuya pertenencia podamos sentirnos orgullosos.

Amado Emeterio: descansa en Paz.