Engelbert Rivero Montenegro: Un trabajo para los concejales

Engelbert Rivero Montenegro: Un trabajo para los concejales

Engelbert Rivero Montenegro @engelbertrivero

 

El mundo que viene, sin vacunas, sin tratamiento específico y sin que se muestren los efectos milagrosos del malojillo, sin importar si esto es un castigo divino, o si crees o no en las teorías conspiranoicas sobre su creación en malévolos laboratorios, igual, estaremos obligados a convivir con el Coronavirus por una larga temporada. ¿Están conscientes de ello nuestros concejales?. Si es con ellos, ojalá salgan de su burbuja y se den cuenta.

Los concejales son los funcionarios electos llamados a legislar la vida local, la vida de la ciudad y a controlar al ejecutivo municipal. Esta vida está siendo trastocada por el Coronavirus y, por tanto, amerita nueva legislación y reforma de ordenanzas existentes que permitan acceder a una nueva normalidad. La normalidad no será una cuarentena por los siglos de los siglos, debemos volver a trabajar, a producir, a crear, a ejercer las profesiones, hacer negocios, consumir, enamorarnos, casarnos, divorciarnos, todo lo que los humanos hacemos en sociedad, pero tomando precauciones imprescindibles.

Por ejemplo, debe legislarse en materia de transporte público. Deben existir normas sobre número máximo de pasajeros, indumentaria sanitaria obligatoria, separación entre personas dentro de las unidades y en las filas de espera antes de abordar, sanciones a las inobservancia de las reglas y supervisión adecuada por la administración.

Debe legislarse en materia de peatonalización partiendo del principio que las ciudades deben ser diseñadas para los ciudadanos y no para los vehiculos

Debe legislarse en materia de normas para la operación comercial, todos los negocios deberán contar con normas para el ingreso de clientes, cuidando los detalles y considerando las especificidades de cada actividad económica. Deben haber normas para el expendio de alimentos, pero también para el resto de las empresas que hoy están paradas pero que necesitamos que vuelvan a abrir su santamarías.

Normas para las industrias, normas para la circulación de bicicletas, para la práctica de ejercicios y actividades al aire libre. Normas para hacer funcional la administración pública municipal y que permitan, entre otras cosas, migrar muchas de sus operaciones a distancia (si no por internet, les recuerdo que en el siglo pasado teníamos servicio de correo tradicional. La presencialidad no es esencial en muchos casos), digitalizar archivos para reducir el número de operarios, repensar el funcionamiento de los servicios policiales, sanitarios y educacionales dependientes del municipio.

Son tantas áreas las susceptibles de una actividad legislativa intensa que sería deseable tener a los mejores en esa labor. Mejores no en el sentido de jurisconsultos con PHD en derecho administrativo, si hay chance es bueno elegir uno de esos de vez en cuando, pero de no poder hacerlo, al menos tener la previsión de contratar a asesores en esas materias. No obstante, lo más relevante es que las Cámaras Municipales se planteen, finalmente, que para legislar correctamente deben escuchar a la sociedad civil, a empresarios, trabajadores, vecinos, iglesias, asociaciones civiles y centros de estudios., camaras de comercios, consejos comunales etc. Aún más allá, que abandone la mala costumbre de hacer sesiones ordinarias (tanto de plenarias como de comisiones permanentes) en el más absoluto secreto, sin presencia ni de público ni de prensa. Y por favor, basta de concejales que piensan que los alcaldes son sus jefes y le deben fidelidad perruna, razón por la cual no activan su función contralora al ejecutivo

Algunos dirán que aún es temprano para pensar en eso. Al contrario, sin normas claras, conocidas, que cuenten con el amplio respaldo fruto del consenso y de la consulta ciudadana, no podremos recuperar la normalidad. Debe ser obvia la relación semántica entre “normas” (reglas, ordenanzas, reglamentos) y “normalidad”. La civilización, al contrario de la barbarie, implica que los humanos asumamos el respeto de reglas. Seamos civilizados aún en medio de los riesgos inherentes a una peste letal e impredecible como el Coronavirus.

Cuando se levante la cuarentena iniciará una carrera, nueva por demás, en la que los municipios mejor organizados serán más atractivos para las inversiones. El municipio Guacara y el resto del eje oriental requieren más empleos, más empresas, producir más bienes y servicios, mas emprendimiento y mas transparencia, si es que queremos sacar a la gente de la pobreza. Esa lógica es más que obvia, aunque difícil de entender para los que hoy, siendo concejales, son tan grises en su desempeño como desconocidos.

Lo electores deben estar muy atentos, basta de elegir concejales mirones de palo, de silencios complices y de solidaridades automaticos.

Engelbert Rivero Montenegro
Secretario de Asuntos Municipales
AD Carabobo

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