Recelosos de las autoridades, los rusos se preparan para lo peor por el coronavirus

Recelosos de las autoridades, los rusos se preparan para lo peor por el coronavirus

Una pareja con máscaras faciales, en medio de preocupaciones por el coronavirus COVID-19, visita la Plaza Roja en el centro de Moscú el 19 de marzo de 2020. (Foto de Yuri KADOBNOV / AFP)

 

Rusia afirma que la epidemia del nuevo coronavirus está “bajo control”, pero la pasividad de las autoridades a la hora de gestionar crisis genera desconfianza entre numerosos rusos, que se preparan para lo peor.

De la catástrofe nuclear de Chernóbil en 1986 a los gigantescos incendios de 2010, la historia soviética y rusa está plagada de episodios en los que la primera reacción de las autoridades es esconder el alcance de los daños.





Pero, cuando estalló la epidemia del nuevo coronavirus, Moscú reaccionó rápidamente. A finales de enero, cuando la epidemia afectaba sobre todo a China, Moscú ordenó el cierre de los 4.200 km de frontera que comparte con el gigante asiático y prohibió la entrada a su territorio de ciudadanos chinos.

Hasta el 6 de marzo, el país más grande del mundo solo había registrado 10 casos. Pero la cifra aumentó desde entonces, y en 24 horas se registró un alza del 29% entre el martes y el miércoles, alcanzando los 147 contagios. Este jueves, se informó del primer deceso.

Vladimir Putin, sin embargo, subrayó el martes que, al cerrar sus fronteras, Rusia había evitado una “epidemia masiva” y que la situación está bajo control.

Aparte del cierre total de las fronteras –en vigor desde el miércoles– no se han tomado muchas medidas de alcance nacional.

La capital rusa y algunas otras ciudades impusieron restricciones a las concentraciones y cerraron los centros escolares y culturales, pero la mayor parte del país sigue viviendo con normalidad.

El mensaje de las autoridades es claro: “No existe ninguna razón para que cunda el pánico. Todas las medidas adoptadas son preventivas”, insistió la viceprimera ministra, encargada de Salud, Tatiana Golikova.

– Estantes vacíos –

En Moscú, no obstante, la preocupación es palpable. Desde principios de semana, las redes sociales se han llenado de imágenes de supermercados con los estantes vacíos. Muchos moscovitas se fueron a su “dacha”, su casa de campo.

La misma inquietud se vive en San Petersburgo, donde 4.000 personas se presentaron para someterse a exámenes de detección del coronavirus en las últimas 24 horas, según el vicegobernador Oleg Ergachev.

“No me da miedo esta epidemia, pero compré dos sacos de harina. Hay que desconfiar de lo que se dice en televisión, es nuestra mentalidad”, declaró a la AFP Svetlana Andropova, de 47 años, clienta de un supermercado de San Petersburgo.

Sin alcanzar las proporciones vistas en Europa, el grupo francés Auchan confirmó a la AFP “un aumento en la demanda de bienes no perecederos”.

La cadena de supermercados rusa X5, la primera del país, afirmó que abasteció todos sus comercios con productos de primera necesidad “de dos a cuatro veces más” de lo que lo hace normalmente.

En Moscú, encontrar mascarillas y gel antibacteriano supone una hazaña casi imposible.

– Batalla de cifras y test dudosos –

En el centro de las sospechas figura la cifra de enfermos, pues muchos rusos creen que está infravalorada.

Según Anastasia Vasilieva, presidenta del sindicato “Alianza de médicos” y próxima al líder opositor Alexéi Navalni, las autoridades esconden casos, haciéndolos pasar por “neumonías o infecciones respiratorias graves”.

Las cifras oficiales son contradictorias: la agencia de estadísticas Rosstat afirma que las neumonías aumentaron en Moscú un 37% en enero de 2020 respecto a 2019, mientras que los servicios de salud de la capital insisten en una bajada del 8% y del 7% en los dos primeros meses del año de los casos de “neumonías extrahospitalarias”.

El ministro de Salud, Mijáil Murashko, afirmó que el número de decesos por neumonía había disminuido un 20% en 2020.

Otro factor que genera dudas son los test de diagnóstico. Si bien la agencia sanitaria Rospotrebnadzor asegura que se llevaron a cabo más de 110.000 pruebas, el diario Moskovskii Komsomolets cuestiona su fiabilidad respecto a los utilizados en el extranjero, pues solo los pacientes con un grado grave de la enfermedad habrían dado positivo.

“Vivir en Rusia quiere decir, ante todo, pensar por uno mismo, intentando analizar la información desde diferentes fuentes” y no confiar en las autoridades competentes, explicó Serguéi, un periodista deportivo de 29 años, saliendo de un supermercado moscovita, cargado de bolsas de la compra.

Ante la afluencia de rumores, a los que Putin tachó de ruido “perverso”, se encargó a un centro de crisis sobre el coronavirus que los elimine de las redes sociales.

El martes, un mensaje que afirmaba que Moscú sería puesto en estado de alarma, con toque de queda y patrullas policiales, circuló durante varias horas por las redes antes de ser desmentido.

Frente a la incertidumbre, queda el humor ácido de los rusos: “al pasar la frontera rusa, el coronavirus es recalificado como gripe estacional”.

AFP