Venezuela vulnerable por nivel más bajo de reservas internacionales en 46 años

Venezuela vulnerable por nivel más bajo de reservas internacionales en 46 años

Al economista Alejandro Grisanti le inquieta que Venezuela no tenga suficientes fondos de reserva para encarar una emergencia nacional o compras de medicamentos ante epidemias.

 

Las reservas internacionales de Venezuela se han desplomado a niveles jamás vistos desde 1974 y ello deja al gobierno en disputa de Nicolás Maduro en minusvalía para encarar sus deudas y eventos inesperados en 2020, concluyen expertos consultados por la Voz de América.

Por Gustavo Ocando Alex / voanoticias.com





El Banco Central de Venezuela reportó el martes 28 de enero que las reservas internacionales ascienden a 6.721 millones de dólares. Jesús Casique, economista, advierte que la república no tenía márgenes tan mínimos desde hace 46 años, cuando acumulaba 6.612 millones de dólares.

Cada dato es como un bisturí con el que el profesor de Finanzas examina la salud financiera de la nación. Su diagnóstico, en el caso de las reservas internacionales, es reservado.

“Las reservas cerraron el año 2019 en 7.465 millones de dólares. Apenas en 27 días, han bajado 744 millones de dólares”, subraya.

Casique recuerda que Venezuela reportó niveles altísimos de reservas internacionales en 2008, cuando tuvo 43.127 millones de dólares en sus fondos. El monto ya se había desplomado a 21.481 millones de dólares cinco años luego, al cierre de 2013, con Maduro en el poder.

Las reservas, explica, se componen de la disponibilidad de divisas, los derechos especiales de giros –administrados por el Fondo Monetario Internacional-, bonos y oro monetario.

Hace énfasis en los derechos especiales de giro, conocidos como DEG o SDR en inglés, para reflejar cuánto han disminuido las reservas venezolanas en los últimos cinco años.

El DEG es un activo de reserva internacional creado en 1969 por el Fondo Monetario Internacional para complementar los acopios oficiales de los países miembros.

Venezuela registró en diciembre de 2019 un DEG de 11.91, que representan 17,5 millones de dólares. En marzo de 2015, el DEG del país petrolero era de 2.258.56, es decir, 2.246,65 DEG menos o su equivalente de 3.302,5 millones de dólares en derechos especiales de giro.

El segundo reflejo de cómo han mermados las reservas venezolanas reluce en el oro. Venezuela tiene en enero de este año 108 toneladas del metal precioso en comparación con las 361 toneladas que albergaba en abril de 2016, de acuerdo con las cifras del Concejo Mundial del Oro.

Casi que remarca que los registros denotan que el gobierno madurista ha vendido, desde abril de 2016, 253 toneladas de oro, que equivalen a 20,240 lingotes o 12.860 millones de dólares.

Sin capacidad de maniobra

Aldo Contreras, economista, asegura que los bajísimos niveles de fondos internacionales responden, en parte, a que Venezuela no tiene cómo acceder a fondos frescos por las sanciones económicas que ha recibido principalmente de Estados Unidos y la Unión Europea.

Destaca que el Estado venezolano no puede emitir bonos de la república que le permitan pagar deudas externas e internas, acreencias, pagos a proveedores o importaciones de bienes.

Asocia la “brutal caída” de las reservas internacionales al desplome de la producción petrolera en los últimos años y a un sistema económico que etiqueta como “vetusto y obsoleto”.

Contreras, experto en relaciones económicas internacionales, expone que los riesgos de que cualquier Estado tenga bajos niveles de reservas son similares a los que corre una familia corriente al quedarse sin ahorros.

“Esa familia no tiene fondos para hacer frente a shocks traumáticos, a imprevistos. No tiene un fondo de maniobra. Y lo mismo le pasa al Estado venezolano. Cuando pierde las reservas líquidas, tiene que ir a vender con descuento ese oro que tiene en su posesión”, comenta.

El profesor de la Universidad Católica de Táchira cree que los organismos financieros multilaterales, como el FMI, el Banco Mundial o los Bancos de Desarrollo, serán claves en el futuro para entregar créditos de “dinero fresco” que oxigenen a Venezuela.

“Esos fondos serán necesarios para hacer frente, no solo a la deuda externa, sino a las grandes inversiones de infraestructura, a las grandes deudas que se tienen con privados”, acota.

Esa ayuda financiera mundial será determinante, a su juicio, para reactivar el Producto Interno Bruto, que en Venezuela ha caído más de 70 por ciento en los últimos seis años.

Contreras recuerda que Venezuela registra actualmente menos de 7.000 millones de dólares en reserva cuando debe, por ejemplo, 156 mil millones de dólares a los fondos chino y ruso.

Sin fondos para emergencias

Alejandro Grisanti, economista, ve con preocupación el tema. Teme que el Estado venezolano no pueda encarar con eficacia alguna eventualidad interna.

“No tienes ahorros ni capacidad de reaccionar si ocurre, que ni Dios lo quiera, una emergencia nacional o no puedas importar algún medicamento para combatir epidemias”, advierte.

Estima que los venezolanos ya están experimentando las consecuencias del desplome de las reservas internacionales a lo interno, especialmente “en la falta de lo básico” y la inflación.

Grisanti opina que esos niveles de reservas impiden al país tener relaciones comerciales “normales” y reflejan que el gobierno en disputa de Maduro gasta más de lo que gana.

Matiza sobre el efecto de las sanciones económicas en la liquidación de las reservas. Recuerda que la caída de las exportaciones petroleras comenzó hace seis años, cuando las restricciones del gobierno en disputa de Maduro estaban lejos de entrar en rigor.

Denuncia que las ventas de oro en Venezuela son ilegales, lo que, a su entender, es una señal bastante clara de un fenómeno que cree indiscutible: la crisis cada vez más profunda que experimenta el madurismo en el poder.

Grisanti valora que la responsabilidad de la crisis, manifiesta en las reservas, no es exclusiva de Maduro. Recuerda que el fallecido presidente Hugo Chávez eliminó la autonomía del Banco Central de Venezuela en 2005 para demandar fondos que financiarían fondos agrícolas.

Aquel hecho económico es conocido en la política venezolana como “el millardito”, debido a que Chávez se refirió con ese término cándido a los mil millones de dólares que exigía al BCV.

“Ese es el momento cuando se empezó a fraguar esta crisis”, apunta Grisanti.

Casique coincide y recapitula. La solicitud del “millardito” derivó en la creación del Fondo para el Desarrollo de la Nación, el Fondén, que recibe recursos del BCV y de la estatal PDVSA.

“Ese fondo recibió hasta 2016, que es la data disponible, la bicoca de 143.573 millones de dólares, compuestos de transferencias del BCV, que entregó 61.421 millones de dólares, y de 82.000 millones de dólares de PDVSA”, recuerda.

Casique se asombra con que Venezuela haya manejado en ese fondo recursos 27 veces mayores que el presupuesto total de la ampliación del Canal de Canadá, de 5.250 millones de dólares.

Contreras, el docente de la UCAT, cuantifica los recursos del Fondén como otra evidencia de la crisis interna y externa de Venezuela: hoy tiene solo tres millones de dólares.

“Venezuela tiene el Fondén para estabilizar posibles desequilibrios del tipo de cambio, pero ya no responde a la realidad económica y a la dolarización de facto que vive la economía”, dice.