Elecciones libres para pendejos, por @ArmandoMartini

Elecciones libres para pendejos, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

 

Mañosos desvergonzados castro-chavistas coinciden en algo con la fracturada, debilitada, enredada, salvo excepciones egoístas militantes y dirigentes opositores. Ninguno está convencido ni cree en la fantasía de la cual habla tanto el usurpador, elecciones libres, legislativas que castro-maduristas se empeñan en plantear.

Negar que el Partido de Diosdado es el de mayor militancia, es una tontería, y que los cuatro partidos que se han adueñado y apropiado indebidamente de la bandera opositora deben sumarse para más o menos igualarlo, es una realidad. El problema reside en que cada grupo es abrumadoramente minoritario frente al resto del país. Y ningún venezolano con al menos no dos sino siquiera un dedo de frente cree en la libertad y pulcritud de unos sufragios con los poderes públicos tal y como están conformados. No sólo el electoral, todos.





La ventaja real de Juan Guaidó, es el actual gobierno de los Estados Unidos, única fortaleza seria, efectiva con que cuenta la oposición. Sin embargo, habrá que ver qué trae de Bogotá, Davos, Bruselas, Francia y Washington. Porque debe estar consciente de que se agotó el tiempo de equivocaciones, y que no posee un cheque en blanco; pensar lo contrario, es una estupidez imperdonable. La destitución de Maduro es relevante para USA. Pompeo habla fuerte y advierte, ocurrirán más cosas. USA busca aliados que suscriban la posición, ahora, inequívoca: no hay elección libre si la organiza el régimen; hay negociación para que Maduro se vaya, no para que se quede.

El problema entonces sigue estando donde siempre, al menos desde que empezó el enfrentamiento serio entre el régimen castro-madurista y el resto del país. El oficialismo conoce que sufren un masivo señalamiento de ilegitimidad, saben que la población por un lado rechaza a Maduro y por el otro apoya a Juan Guaidó o a nadie, y que necesitan cubrirse con una careta de legitimidad.
Disfraz, piensan ellos, que sólo puede tener sustento si surge de unas elecciones. No presidenciales, porque ese riesgo no lo corre Maduro ni sus titiriteros de La Habana, sino parlamentarias donde a base de trampa y fraude tienen más oportunidad. Con una mayoría castrista Maduro, socios y cómplices, podrían seguir disfrutando, traficando, enriqueciéndose a gusto, con todo y sanciones dejando tranquilo al Poder Ejecutivo.

Lo han intentado todo. Una oposición obediente dándole oportunidades y esperanzas de lucimiento a fracasados que hace tiempo perdieron sueños abrumados por pequeñas realidades. Recurrieron a cuanto diálogo pudieron no para conversar ni llegar a acuerdos, sino para que venezolanos y extranjeros creyeran de verdad son demócratas incomprendidos.

Decidieron regresar en cambote a la misma Asamblea Nacional de la cual se habían salido como minoría intrascendente para ahora ingresar como inferioridad tramposa y gritona, se aprovecharon de la ingenuidad de Guaido y compañeros de ruta interina de aceptarlos cuando constitucionalmente tenían todo el derecho de darles con la puerta en las narices.
Se dieron cuenta de que nada lograrían, aun habiendo perdido fuelle el interino presidente tendría en cualquier caso más votos que ellos; entonces sacaron la chequera, trataron y compraron parlamentarios no sólo para sacar a Guaido, sino poner en su puesto a un amigo atado y bien amarrado con dólares -en este tipo de negociados nadie va a ser tan bobo para creerse la mitología del petro.
De nuevo perdieron, olvidaron, su baja credibilidad, la fuerza de la Asamblea Nacional no está en la sede sino en que sus miembros son electos por los ciudadanos y pueden reunirse, tomar decisiones, promulgar leyes o derogarlas, donde se congreguen por acuerdo mayoritario hay Poder Legislativo, sea en el Palacio Federal, o en el patio trasero de una casa.

Entretanto, lo que siempre dejan de lado es que esa Asamblea Nacional tiene que elegir rectores del Poder Electoral. Forma parte de sus atribuciones constitucionales, y porque unas elecciones presidenciales, legislativas o del conserje del edificio administrativo de los diputados, con los mismos que hoy conforman esos poderes, no se las creerá nadie, solo los pendejos interesados, y en consecuencia no generarán ni un ápice de legitimidad. A veces sorprenden con el argumento estulto sobre la omisión legislativa; que utilizan para hacer chanchullos obviando el procedimiento, ya que, si lo cumplieran a cabalidad, pocos pasarían los requisitos necesarios exigidos.

Algunos piensan, hay que negociar con Maduro una salida electoral y convocar elecciones parlamentarias transparentes, en vez de pedir cese a la usurpación y gobierno de transición como pasos previos. ¡Se equivocan!
Venezuela está en una crisis ética, política, social, económica, angustiada, cansada, desilusionada de la sinvergüencería, en la cual el oficialismo y sectores opositores se esmeran frenéticos por demostrarle al mundo quién es más deshonesto e inútil. El rechazo, hastío, disgusto a los partidos políticos y politiqueros es de magnitud insospechada. Una catástrofe para el sistema democrático. Esa desesperanza seguirá produciendo el exilio obligado de ciudadanos al exterior, en busca de una mejor calidad de vida.

O sea, no han avanzado un paso, han retrocedido varios.

@ArmandoMartini