Cuando el cinco tuvo su siete, por Cástor González Escobar

Cuando el cinco tuvo su siete, por Cástor González Escobar

 

Pese a todas las señales, indicios, advertencias y acusaciones de que la llamada fracción de “diputados” CLAP andaba en algo más que malos pasos al servicio del desgobierno, no quedó otra cosa que ver para creer como cerraban con broche de oro su mayor hazaña en la vida, que no resultó más que la de ganar el control de la conserjería del Palacio Federal Legislativo; y es que el grupo de “diputados” que se dice se dieron a la tarea de defender pillos desde la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional, no aguantó la tentación, y luego de haber sido puestos al descubierto y expuestos ante la opinión pública, aumentaron su apuesta y enajenados, sin medir las consecuencias y sin importar con quien pactaran, decidieron ir por más, engolosinados quién sabe con qué promesa, oferta o dádiva. Así, el pasado 5 de enero pudimos ver tres de las caras que hoy conviven en Venezuela. La que ha hecho todo por destruirla a lo largo de veinte años; la que la deshonra con traición y que cual Caballo de Troya, se puso al servicio de la primera; y la que viene, la de la esperanza.





Por Cástor González Escobar

De la versión destructora, la que hizo tanto daño en las últimas décadas y mantiene con empeño y ahínco su esfuerzo de hundir al país, no podíamos esperar algo distinto el 5E, pues pese a que sus más connotados voceros se ufanaron por meses afirmando que lo que más les convenía era que Guaidó se mantuviese al frente de la presidencia de la Asamblea Nacional, lo cierto es que hicieron todo lo que estuvo a su alcance para lo contrario, al punto de haber sido artífices de una de las maniobras de asalto más burdas, bufas y grotescas que se hayan conocido en la política venezolana, apoyados en un sector traicionero y como siempre, amparados en la fuerza bruta de las armas.

De la traición, fuimos testigos de excepción, en un hecho donde no se guardaron las mínimas formas y en el que se perdió el mínimo elemental de vergüenza. En sus declaraciones argumentaron con mil cuentos e historietas sus razones, paseándose inclusive por el absurdo del forfeit, mientras las botas y bayonetas impedían el acceso de los demócratas al palacio. Sin embargo, fue la escena donde el delegado del desgobierno Francisco Torrealba, les mandaba cual cachorros en proceso de entrenamiento a sentarse para la foto, la que puso de relieve que no solo traicionaron a sus mandantes, al pueblo que los eligió y quien les dio su confianza, sino que además se entregaron degradados y cual mansos corderos a la voluntad de los que sin duda serán a la media vuelta de la tuerca sus propios verdugos; pues por inútiles e infames, serán desechados en el juego de la política venezolana y enviados al basurero histórico, sin dolientes ni nadie que les extrañe.

No obstante las maniobras ejecutadas el 5E por los dinamiteros de la democracia, ya ese mismo día las fuerzas mayoritarias y demócratas en el parlamento arrancaron con fuerza y con la frente en alto el 2020, no solo al no dejarse atropellar y amilanar por la ignominia orquestada por el desgobierno en complicidad con los traidores, sino además dando una clara demostración de coraje, disciplina y anticipación a la que no necesariamente estamos acostumbrados. Fue así como la respuesta a la instalación de una directiva parlamentaria espuria, fue la puesta en escena impecable de la elección y juramentación de un cuadro directivo respaldado por la legitimidad de la mayoría.

Lo resaltante en todo caso aún estaba por llegar, pues fue el 7 de enero de 2020, cuando esos parlamentarios demócratas, sometidos a tanta crítica y escrutinio, a veces con razón, finalmente marcaron el camino que debemos seguir para rescatar la libertad de Venezuela, que no es otro que el de la decidida determinación a avanzar y posesionarse del símbolo del poder legislativo que es su sede. Si, esa determinación que hizo que corrieran quienes minutos antes se mostraban como todopoderosos y que los ciudadanos debemos calcar, seguir y acompañar, eso si, con esos mismos diputados legítimos al frente de una gesta definitiva, donde el 7E es el hito de un desenlace que está en pleno desarrollo.

Cástor González Escobar

(*) Abogado. Presidente del Centro Popular de Formación Ciudadana (CPFC)

castorgonzalez@gmail.com