Las autoridades colombianas adjudicaron este jueves a rebeldes del ELN un ataque con coche bomba, que no dejó víctimas, contra una delegación del gobierno en el municipio de Cubará, en la frontera con Venezuela.
El vehículo fue detonado cerca de una base militar donde se llevaba a cabo una reunión entre funcionarios e indígenas U’wa, que históricamente rechazan la explotación petrolera, dijo a la AFP una fuente de la Primera División del Ejército.
“No se han registrado víctimas (…) o hechos que lamentar con esta acción terrorista”, precisó de su lado el alto mando militar en un comunicado.
Según las autoridades, el atentado fue cometido por guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), ante la “presencia” de enviados del Ministerio del Interior y de la estatal Ecopetrol.
“Por parte del ELN no hay ninguna voluntad de acercarse genuinamente hacia una paz que parta por la liberación inmediata de los secuestrados y ponerle fin a los actos criminales”, dijo el presidente colombiano, Iván Duque, tras un encuentro con alcaldes de todo el país, en la ciudad de Neiva (centro).
Los rebeldes, que ejercen una fuerte influencia en la zona limítrofe, sostuvieron diálogos de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos en Cuba.
Sin embargo, con la llegada del conservador Duque al poder en agosto de 2018, las negociaciones entraron en el congelador y se terminaron formalmente este año, tras un ataque con coche bomba contra una academia policial que dejó 22 muertos, además del agresor.
Reconocido como el último grupo rebelde activo en Colombia, el ELN aceptó su responsabilidad en la mortífera acción.
El ELN considera inaceptables las condiciones impuestas por el mandatario para retomar negociaciones y considera el secuestro como parte de su economía de guerra.
Surgida en 1964, la organización armada opera en el 10% de los 1.100 municipios colombianos, según investigaciones independientes.
AFP