Adiós a las tradiciones: Un salario mínimo no alcanza para comprar el turrón tradicional

El tradicional turrón ya no será parte de las tradiciones navideñas de los venezolanos / Foto El Universal

 

Disponer en la mesa un dulce tradicional navideño, como lo es el turrón, podría representar un esfuerzo adicional por parte de los venezolanos.

Por Aymara Higuera / El Universal





En la capital del país el costo del turrón rebasa el valor de un salario mínimo, tomando en cuenta que, tras una investigación realizada por El Universal en varias zonas de Caracas, el monto tope del dulce tradicional sería de Bs. 220.000.

El precio del turrón varía dependiendo de la zona y las características del postre. En el centro de Caracas los precios oscilan entre los 50.000 y los 190.000 bolívares. Si el consumidor decide desplazarse a la zona este de la capital, podrá encontrar precios cercanos a los Bs 220.000.
Es decir, la compra del turrón podría significar poco más de un mes de trabajo para el venezolano promedio, ya que su costo representa hasta el 146% del salario mínimo.

Algunos comerciantes afirman que las ventas han disminuido respecto al año pasado. Sin embargo, esperan que la situación cambie durante el transcurso del mes de diciembre, alegando que el consumidor venezolano suele posponer las compras navideñas hasta el último momento.

 

Tradición milenaria
La llegada del turrón a América data de la época de la conquista española, cuando en 1492 los colonizadores llegaron a tierras americanas acompañados de una mezcla de semillas con miel, llamada turrón.

Desde entonces este producto sembró sus raíces en la cultura americana. Su consumo se hace notar en las festividades decembrinas a nivel mundial. Las fábricas de tan esperada golosina elevan su producción y el costo de sus ventas en las épocas cercanas a la Navidad.

Se dice que su herencia data de la cultura arábica y posteriormente fue adoptada por España. Para 1592, un documento emitido por el Ayuntamiento de Alicante manifestó que en épocas decembrinas era habitual pagar a cada empleado municipal parte de su sueldo con dinero y otra fracción con turrones.

La cifra se elevó a tal punto que el rey se vio obligado a regular la tasa anual de este gasto. Se cree que por esta razón se instauró la tradición de consumir este dulce, mayormente en el último mes del año.