Luis Alberto Buttó: Agua tibia

Luis Alberto Buttó: Agua tibia

Luis Alberto Buttó @luisbutto3

No hay mérito alguno en el acto de descubrir el agua tibia. Si no hay racionamiento de agua y de luz de por medio, lo cual sí constituye maravilla sorprendente en los tiempos que vivimos, basta meterse bajo la regadera y abrir ambos grifos a la vez para jugar a ser algo así como Newton y descifrar la ley de la gravedad. Así las cosas, en lo general, este ejercicio, en sí mismo, es sencillamente ocioso y cuando el asunto se queda en mera fase declarativa resulta inocuo, quizás hasta tragicómico. Pero, a veces, en lo particular, se torna por demás odioso y la palabrería ensayada y acomodaticia de los pichones de científicos ofende la inteligencia, la hombría y la honorabilidad de los otros.

Carece de gracia alguna y no merece la más mínima atención que alguien que hasta ayer nomás fue prócer voluntario, consciente y beneficiario como pocos de la maldad despiadada que hecha gobierno acorrala sin piedad a los venezolanos, venga hoy a erigirse en profeta de opereta para narrar los mecanismos del horror que él mismo ayudó a construir y los cuales no tuvo reparo alguno en poner en práctica desde su responsabilidad, aun a sabiendas del inmenso daño que causaba. Si de algo le sirve a quien realiza un acto de esta naturaleza es para reafirmar la detestable condición que desde tiempo atrás lo identificaba como seña indeleble. Calladito se veía mejor. Barco que se hunde ya se sabe quien lo abandona primero. Del lado de los que escuchan repárese en el hecho de que se corre el peligro de ser proxeneta cuando se aplauden las descaradas volteretas de quien se arrima a las papas cuando éstas ya no queman las manos que las sostiene. Inciso necesario: cuando lo contado es por todos sabido la supuesta infidencia ni siquiera hace las veces de spoiler.

También es descubrir el agua tibia sorprenderse cuando se reeditan las tropelías de las que se conoce son capaces las tiranías en su desempeño cotidiano. En este caso, basta recurrir al diccionario de ciencia política para comprender lo que se enfrenta; no otra cosa sino un régimen que recurriendo a la fiereza, la arbitrariedad, la injusticia y la crueldad, es capaz de pisotear incluso su propia legalidad con tal de mantenerse en el poder, aunque lo aborrezca la gran mayoría de la población a la cual somete. Nada nuevo surge bajo el sol cuando quien desde siempre ha reprimido con saña y alevosía decide quemar insulina y fórmulas alimenticias para niños desnutridos. El monstruo lo es en todo tiempo y circunstancia. Aquí lo importante es recordar que cualquier monstruo puede ser espantado, sólo que algunos cuesta más espantarlos que a otros. Hágase la tarea y punto. Hay que dejar la lloradera.





Igualmente es descubrir el agua tibia recordar que el mundo se mueve con base en intereses y realidades no compartidas. Bueno es buscar y encontrar aliados, pero sin olvidar que los aliados llegan hasta donde pueden y/o les conviene, especialmente esto último. A fin de cuentas, los problemas de una sociedad los sufre en carne propia la gente de esa sociedad. En el lado externo puede haber solidaridad, puede haber compromiso, puede haber acción, pero la real y definitiva responsabilidad recae en la acera interna. Esperar que el maná baje del cielo es plantarse frente a la desgracia en absurda e improductiva pose infantil. De manera ineluctable, la tragedia de los venezolanos la vamos a resolver los venezolanos y si queremos que esa resolución sea verdadera y perdurable estamos obligados a encontrarla con nuestra propia imaginación. En esta trama no caben los guiones al estilo Hollywood. El asunto no es ganarse un Oscar por efectos especiales. Comunidad internacional sí, pero fuerza interna por encima de cualquier otra consideración. Digan lo que digan los agoreros, inmediatistas y desesperados, la salida interna no es imposible. Nunca lo ha sido. Revisen la historia para que se convenzan.

…«No se puede vivir con tanto veneno»… dice una canción de Shakira. Si nos desanimamos y desestimamos el empoderamiento que hemos construido hasta ahora, tendremos que acostumbrarnos a tragar la poción. ¡Ni de vaina!

@luisbutto3