La culpa NO es de la abstención, por @Claudiopedia

La culpa NO es de la abstención, por @Claudiopedia

Claudio J. Sandoval @claudiopedia
Claudio J. Sandoval @claudiopedia

En mi artículo de la semana pasada, “A Falcón y su equipo”, comenté sobre los dos grandes retos de la candidatura de Falcón, a saber, la defensa del voto y la reversión favorable de la abstención. Sin embargo, el panorama se está aclarando más rápido de lo esperado, al punto que el abstencionismo ya no es un factor determinante para Falcón.

Al día de hoy se sabe que con los niveles de participación electoral proyectados, y a pesar de la abstención opositora, Maduro no podría ganar el 20 de mayo. Estos datos, que he recibido de fuentes serias, encuadran con los números manejados por Falcón. En efecto, Francisco Rodríguez ha reconocido públicamente lo siguiente: “En este momento, con la abstención, estamos ganando las elecciones por entre 10 y 15 puntos, de acuerdo con todas las encuestadoras respetadas de este país.”

Se trata de una tendencia irreversible, la cual permite considerar dos aspectos. En primer lugar, Falcón no es ni será un cisne negro. Estamos en medio de una tormenta perfecta que juega en contra de la popularidad de Maduro y los factores que explicarían una eventual victoria de Falcón son completamente previsibles y explicables ex ante.





En segundo lugar, el asunto sobre un eventual desenlace electoral -en el supuesto que Falcón finalmente participe el 20M-, no es cuantitativo sino cualitativo. Dentro de este plano cualitativo, analistas pro-20M han planteado que la gran ventaja de una votación en mayo, es su potencial de convertirse en el efecto causal de una implosión chavista a favor de Falcón, quien es un chavista disidente.

Sin embargo, pienso que el meollo es otro. Primero, habría que evaluar si Falcón planea alborotar el avispero chavista y opositor. En otras palabras, la pregunta del millón es si Falcón está dispuesto a defender los votos a todo costo o, en última instancia, a no dejarse robar la elección.

En la Venezuela del 2018, no sería irresponsable pensar que el precio a pagar por cobrar una victoria electoral ante el régimen, incluye sangre derramada en el asfalto. Estoy convencido que Falcón es la versión 2018 del candidato Capriles 2013, representante un liderazgo dócil y como tal, dispuesto a capitularle a sus camaradas del régimen, es decir, al chavismo radical.

Por otro lado, vengo sosteniendo que aun cuando reconozco que las autocracias si pueden salir con votos, creo que Falcón no es la grasa que aflojará esa tuerca oxidada. Y no lo digo porque él sea un chavista disidente que no representa cambio sistémico, sino por el hecho de que su precedente más reciente es el de haber consentido, sin chistar, el fraude electoral en Lara.

Bajo esa perspectiva y entendiendo que a nivel numérico la derrota de Maduro es irreversible, al final, para mí todo se reduce a sí Falcón se prestará o no para una farsa electoral. En este sentido, Falcón cuenta con una salida inminente y decorosa: podría retirarse antes de convalidar un fraude.

En síntesis, Falcón tiene tres grandes opciones, (i) defender el voto y cobrar a sangre, sudor y lágrima; (ii) ser cómplice de un fraude, o (iii) retirarse para evitar los dos escenarios anteriores. Si Falcón optare por la complicidad, tendrá que hilar fino para justificar su vaticinada derrota frente a Maduro. A fin de cuentas, la culpa NO es de la abstención.