Las 8 palabras tóxicas que deberías eliminar de tu vocabulario ahora mismo

Las 8 palabras tóxicas que deberías eliminar de tu vocabulario ahora mismo

mujerpensativa2-728x445

 
Por norma general no le prestamos mucha atención a las palabras tóxicas que empleamos. Acostumbramos a opinar que las elegimos al azar, conforme lo demanden las circunstancias, mas realmente se ha probado que cada cual tiene una forma de charlar única, tal y como si fuera una “huella verbal”, reseña Soy Espiritual.

1. Culpa. Afirmamos de manera frecuente que nos sentimos culpables, mas no somos de manera plena siendo conscientes de las repercusiones de esta palabra. Sentirse culpables implica aceptar que hay algo mal en nosotros, que alguna de nuestras peculiaridades como personas no son convenientes, lo que produce una profunda sofocación existencial. En su sitio deberíamos utilizar palabras considerablemente más precisas, como “me arrepiento con lo que he hecho”, lo que quiere decir que nuestro comportamiento no fue adecuado, mas no que hay algo horriblemente mal en nosotros.

2. Descalabro. Henry Ford afirmó que “el descalabro es una enorme ocasión para comenzar otra vez con más inteligencia”. Realmente el descalabro no existe, solo existen experiencias de vida que nos llevan por un camino o bien otro. Meditar en concepto de descalabro significa aceptar la encalla de medir de la sociedad y amoldarnos a sus patrones de éxito, de forma que si no encajamos, aceptamos que hemos fracasado. De ahí que, en lugar de charlar en concepto de descalabro, deberíamos charlar en concepto de experiencias de vida.

3. Deber. La palabra deber es uno de los nudos que más fuertes nos anudan, inventada por la sociedad para producirnos la sensación de culpa cuando no queremos hacer algo, cuando nuestros impulsos y deseos van justo en la dirección contraria y no hallamos ningún provecho en ese acto. Bastantes personas han arruinado sus vidas pues siempre y en toda circunstancia han utilizado el “debo” en lugar del “quiero”. El inconveniente del “deber” es que hace que funcionemos como androides impulsándonos a hacer algo que no nos apetece. La solución es hallar el significado y conseguir que los “debo” se transformen en “quiero”. Busca lo que te apasiona, y deja que las personas a tu alrededor asimismo lo hagan.

4. Imposible. No se trata de abrazar un positivismo ingenuo, es esencial ser realistas. No obstante, recurrimos más veces a la palabra imposible de lo que sería aconsejable. Y es que en muy frecuentemente ocupa el sitio de poco probable. En nuestra psique, transformarnos lo poco probable en imposible, y de esta forma nos cerramos un planeta de ocasiones que, aunque pequeñas, pueden medrar con el empeño. En todo caso, es mejor meditar en concepto de probabilidades que aceptar palabras lapidarias como jamás o bien imposible. Confucio nos ofrece una idea para aceptar este reto: “cuando la meta te parezca imposible, no cambies de objetivo; busca un nuevo camino para llegar a él”.

5. Odio. El odio es una de las emociones más malvadas que existen pues acaba ocasionando un daño enorme, sobre todo en quien la experimenta. Está claro que el odio existe, no podemos suprimirlo, mas deberíamos asegurarnos de ser considerablemente más concretos cuando catalogamos nuestras emociones. Probablemente lo que cataloguemos como odio realmente sea rencor, frustración o bien enfado, mas etiquetarla como odio va a hacer que medre y se transforme verdaderamente en esa emoción que nos hurta la paz.

6. Siempre y en toda circunstancia. El inconveniente de esta palabra es que en general sale de nuestra boca cuando procuramos reprochar a alguien: “siempre te comportas así” o bien cuando procuramos proteger algo: “siempre lo hemos hecho así”. No obstante, siempre y en toda circunstancia es homónimo de inmovilismo, con lo que es una palabra que no se amolda a la realidad, sencillamente por el hecho de que las cosas están en constante cambio. Siempre y en todo momento acostumbra a ocultar la resistencia al cambio, el deseo a aferrarse al pasado y la negación de la evolución. De ahí que, es esencial que utilicemos esta palabra con mucha precaución.

7. Jamás. De la misma manera que siempre y en toda circunstancia, jamás es una palabra inmovilista que no refleja fielmente la realidad, que está en constante cambio. Esta palabra es reflejo de una visión recia que nos cierra a las ocasiones o bien a los nuevos caminos que pueden desplegarse ante nosotros. Sostenerse abiertos al cambio es esencial pues nos dejará amoldarnos, meditar que algo jamás puede pasar puede conducirnos a una enorme decepción.

8. Inconveniente. La palabra inconveniente tiene implicaciones muy negativas por el hecho de que lo asociamos con obstáculos y contrariedades. Cuando la incluimos en nuestro diálogo interior, de forma inmediata nuestro cerebro reacciona haciendo saltar todas y cada una de las alarmas y produciendo un estado de agobio y ansiedad. Podemos resignificarla, asumiendo que realmente es una ocasión, o bien podemos aceptar un camino más fácil y reemplazarla de manera directa por la palabra “reto”. Todos y cada uno de los inconvenientes, en el fondo, son solo retos que implican que cambiemos algo. Podemos escoger si fijarnos en su aspecto negativo o bien destacar la posibilidad de cambio.
 
Leer más en: Soy Espiritual.
 

Exit mobile version