María Auxiliadora Dubuc: Llegó el tiempo de los municipios

María Auxiliadora Dubuc: Llegó el tiempo de los municipios

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Históricamente el Municipio es la raíz de la República, tal cual lo denominó Joaquín Gabaldón Márquez, en su ensayo sobre los cabildos coloniales venezolanos. De acuerdo con este análisis, el Municipio encuentra su origen en una suerte de división político territorial española, a través de la cual se concedía el derecho a los ciudadanos a elegir los ayuntamientos para la dirección de los asuntos municipales, además de nombrar sus jueces y tribunales reservando los procesos de apelación a la corona, esto es, al Rey.

Por María Auxiliadora Dubuc / @mauxi1





Así es como se van constituyendo estos gobiernos integrados por un Concejo o Cabildo formado por una ciudad y su área de influencia, con autonomía e independencia propia, calcando esta figura y exactamente de la misma manera es trasladada a América, estableciendo su regulación a través de las leyes de indias, su importancia llegó a ser de tal magnitud que para la época se concedían a los Alcaldes las funciones de Gobernador al punto que tenían como competencia la de suprimir órdenes reales si perjudicaban en su concepto, las costumbres o usos establecidos o podían alterar el orden público en su entorno.

Sin embargo, en el marco de una sociedad desigual y rígidamente estratificada como la colonial, solo tenían acceso al poder local los estamentos superiores de la estructura, de tal modo que indios, negros y mestizos estaban excluidos de participar, de modo que lo democrático del asunto estaba en tela de juicio.

Así ocurrió hasta que se produce el proceso de emancipación donde se hacen presentes las tensiones entre un poder municipal que debía responder al ejercicio del poder local y el Municipio subordinado al aparato del poder nacional. La historia del Poder Municipal permanece como inútil, hasta la muerte de Juan Vicente Gómez, una historia de afirmaciones sin contenido, pues se impone el poder nacional y el centralismo por encima del poder local, por lo que es solo hasta la Constitución de 1947, cuando por primera vez y como expresión clara del proceso democrático que vive el país, que se considera a los Municipios como subdivisiones territoriales de los Estados, se les reconoce la autonomía municipal y se delimitan sus competencias, además de establecer que sus representantes de eligen por votación universal, directa y secreta.

Posteriormente, en la Constitución de 1961 se reconoce a los Municipios como “unidad política primaria y autónoma de la organización nacional”, circunstancia esta que se reitera en la Constitución de 1999 al consagrar que los Municipios constituyen la “unidad política primaria de la organización nacional, gozan de personalidad jurídica y autonomía dentro de los límites de la Constitución y la Ley”, se les concede entonces una autonomía para elegir sus autoridades, gestionar las materias de su competencia, crear, recaudar e invertir sus ingresos, dictar el ordenamiento jurídico municipal y organizarse con la finalidad de impulsar el desarrollo social, cultural y económico sustentable de las comunidades y los fines del Estado, confiriéndole además las competencias administrativas necesarias para hacer realidad este postulado y estableciendo finalmente en el mismo artículo 168 la figura de la participación ciudadana como protagónica.

Observando la historia detenidamente la realidad es que la figura del Municipio en Venezuela se ha reinventado constantemente, a conveniencia, dependiendo de la situación política del país y de sus circunstancias, sin embargo, tanto centralismo y el resurgimiento del estado comunal dentro del marco del sistema socialista que pretenden implantar hoy día, está afectando significativamente la buena marcha del nuevo Poder Municipal.

La verdad más patente es que los cambios que ha sufrido la figura en modo alguno han servido para resolver los problemas de fondo que presenta el Poder Público Municipal en nuestros días por lo que nos encontramos frente a la figura de un Municipio que hoy en día luce desgastado, desprestigiado, una figura que ha sido utilizada por los partidos políticos para su propio beneficio, un Municipio cada día mas sumido en una grave crisis de representatividad y legitimidad, donde no se consideran los intereses de la colectividad ni de la ciudad.

Para todos los que creemos en la descentralización como un proceso de transferencia de competencias y recursos desde la administración central de un Estado hacia las administraciones territoriales, municipal, en el caso que nos ocupa, como mecanismo para la resolución de los problemas cotidianos de la gente, de manera rápida y eficaz, el correcto funcionamiento de los Municipios es clave para la consolidación del sistema democrático en el país e incluso para la participación ciudadana.

Pues sin mucho más que decir creo que llego el tiempo de los Municipios, pienso que hay que regresar al Municipio para recomenzar a gobernar la ciudad con los criterios que la modernidad y el crecimiento nos exigen, es menester entonces hacer un llamado a la reflexión, un llamado a capítulo, porque si la figura ha sufrido transformaciones y cambios, necesarios e importantes, también los cambios deben realizarse de cara a quienes las dirigen y a quienes van dirigidas, por lo que se requiere de manera urgente la formación y capacitación de los políticos y de la gente en general, porque si bien las modificaciones eran oportunas, sin embrago estas debieron realizarse con única y clara intención de lograr que la institución avanzara, creciera y se desarrollara de acuerdo a la madurez y la sensatez, todo dentro del marco del respeto, la responsabilidad y el rescate de la institucionalidad que tanto pregonamos.

MARIA AUXILIADORA DUBUC P.-
@mauxi1