Lapatilla
El Parque Olímpico de Rio de Janeiro, donde se celebraron los Juegos en agosto de 2016, sufre un serio deterioro debido a la profunda crisis que atraviesa el país carioca y la dejadez de las autoridades. El césped del estadio de Maracaná es un ejemplo.
El centro de tenis olímpico aún se utiliza, como en este partido amistoso de voley playa entre los estadounidenses Philip Dalhausser y Nick Lucena y los brasileños Alison Cerutti y Bruno Schimit.
El agua de la piscina del Centro Acuático de Rio, donde nadó por última vez el legendario Michael Phelps, ahora parece un charco de agua putrefacta.
Los aledaños del Parque Olímpico sirven de campo de juegos para los niños, que aprovechan para jugar al deporte nacional: el fútbol.
El color de las aguas donde se celebraron las pruebas de natación sincronizada y salto de trampolín ya estuvieron sumidas en la polémica mientras se estaban celebrando los Juegos.
Aún se mantienen algunas instalaciones en buen estado, pero otras empiezan a mostrar signos de óxido y mal mantenimiento.
El Carioca Arena 1, donde se celebró (entre otras pruebas) la final olímpica de baloncesto, se está desmantelando poco a poco.
Hay zonas del Parque Olímpico clausuradas, como el Complejo Deportivo de Deodoro.
Algunas de las imágenes que decoraban las paredes de los Carioca Arena se han ido cayendo poco a poco.
El Centro Acuático es uno de los más afectados por el mal estado de las instalaciones.
El golf fue uno de los nuevos deportes de los Juegos de Rio, pero el césped de las calles ha ido perdiendo el verde y se está empezando a secar.