Hasler Iglesias: La valentía sigue guiando nuestros pasos, vamos a rescatar la democracia

Hasler Iglesias: La valentía sigue guiando nuestros pasos, vamos a rescatar la democracia

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Hace 59 años los estudiantes venezolanos decidieron romper el silencio y vencer al miedo en el que la dictadura había sumido al país. Irrumpieron en el Congreso de Cardiología de la UCV y desde ahí se declararon en huelga general contra la dictadura, exigiendo convocatoria a elecciones justas y la libertad de los presos políticos. La respuesta del régimen fue apresar a cientos de estudiantes y cerrar los centros de educación universitaria.





Nota de Prensa

“Sabíamos que en esa huelga nos jugábamos la libertad y la vida”. De esa forma Diego Salazar relata la importancia que los estudiantes venezolanos le concedieron a la protesta organizada en conjunto con varios liceos de Caracas.

Precisamente cuando el poder es utilizado para oprimir a los ciudadanos, pisotearles todos sus derechos y mantenerlos controlados por la miseria y el miedo, es que los jóvenes estamos llamados a alzar nuestra voz de protesta, aun cuando todas las demás voces callen. Nuestra condición de universitarios nos impide callarnos ante la mentira, ante la injusticia y ante la violación de nuestros derechos.

Llevamos en nuestras venas sangre de libertadores y no toleramos cadenas de ningún tipo, ni mordazas de ningún color. Es por ello que los estudiantes universitarios, en el carnaval de 1928, fueron quienes se alzaron contra la dictadura de Gómez y, años después, fueron precisamente ellos quienes fundaron la democracia venezolana. Es por ello que fueron los estudiantes universitarios quienes en 1957 decidieron romper el silencio para protestar contra la dictadura de Pérez Jiménez, y apenas dos meses después, junto con las demás fuerzas de la resistencia, lograron la caída del régimen. Es por ello que en el 2007 fueron los estudiantes universitarios quienes alzaron la voz y tomaron las calles contra el cierre, por razones políticas, de un canal de televisión. Es por ello que en 2016 hemos sido los jóvenes quienes no hemos caído en chantajes y nos hemos mantenido firmes en nuestras exigencias por la democracia, los derechos humanos y la libertad.

Ante un gobierno que condena a los venezolanos a la miseria, persigue salvajemente a quienes piensan distinto, viola la constitución y los derechos humanos y anula el derecho al voto, a los estudiantes universitarios no nos queda más que retomar las banderas del 21 de noviembre de 1957 y luchar con todas nuestras fuerzas para restituir el hilo constitucional. Sí, con todas nuestras fuerzas y sin una gota de miedo. Ni la cárcel ni el exilio han logrado apagar la llama libertaria que está encendida en el corazón de cada joven generación tras generación, y la persecución, el hostigamiento y la desesperanza tampoco apagarán nuestras convicciones de lucha.

Los estudiantes venezolanos reclamamos la liberación de nuestros compañeros que jamás debieron estar presos, reclamamos que con urgencia se permita la entrada al país de alimentos y medicinas, y reclamamos que sea restituido nuestro derecho al voto para revocar el mandato del Presidente de la República, hoy constituido en dictador. Estas demandas sólo tienen un objetivo: la restauración de la democracia y la garantía de los derechos humanos en Venezuela.

En nuestra lucha contamos con dos herramientas: la manifestación pacífica en las calles y el voto popular. Cuando se nos generen dudas, recordemos el porqué de nuestra lucha. Cuando la desesperanza y la desmotivación encuentren en nosotros tierra fértil, recordemos las victorias alcanzadas por el glorioso movimiento estudiantil venezolano. Nos corresponde a nosotros los jóvenes y estudiantes la tarea de decir la verdad sin ataduras, tomar las calles sin complejos y rescatar a Venezuela sin dilaciones.

Los estudiantes sabemos que la fuerza del pueblo organizado no la contiene nada, y mucho menos un gobierno tambaleante. No cedamos a la tentación de delegar el futuro de nuestro país exclusivamente en algunos representantes. Cada uno de nosotros es protagonista y su palabra tiene un poder enorme para rescatar nuestros derechos. Sigamos organizándonos, sigamos alzando nuestras voces, sigamos demostrando la fuerza de la protesta pacífica y sigamos avanzando en la construcción de la Venezuela que soñamos. Nosotros también, como los estudiantes del 57, sabemos que nos jugamos la libertad y la vida.