Arroz, pasta, aceite… anaqueles llenos de estos productos causan sorpresa en los consumidores de Ciudad Guayana, acostumbrados a ver estanterías vacías u ocupadas con productos no regulados como salsas de soya o latas de tomates pelados.
¿Hay aceite y no hay cola? No. Pero un litro cuesta 2.300 bolívares, eso sí, importado de Brasil. Luego de que hace dos meses se popularizaran los viajes de particulares a Brasil para adquirir alimentos –e incluso ofrecerlos en reventas informales-, se abrió el camino para que grandes supermercados trajeran la mercancía brasileña que ahora nutre los estantes, sobre todo, en comercios chinos.
La oferta ha sido constante las últimas dos semanas, a precios muy alejados de los regulados por el Estado, aunque todavía más bajos que los de la reventa ilegal. En el supermercado asiático Atlántico Center de Villa Bolivia, los clientes toman tímidamente un paquete de arroz a 1.700 bolívares y un litro de aceite a 2.300. En la reventa ilegal, el aceite nacional cuesta 2.500 bolívares… y se consigue poco.
Van a pagar 4.000 bolívares por dos productos, lo que representa un 22,22 por ciento de la cesta ticket mínima actual. Una consumidora consultada en este supermercado, llevaba cuatro paquetes de espagueti “Gustoso”. 4.400 bolívares era el gasto solo en dos kilos de pasta… “pero que haya, mija. Que uno no tenga que hacer colas para comprar, y que haya”, exclamó con cierta tranquilidad. Parece que la desesperación por encontrar comida ha mermado, aunque esté a precios exorbitantes.
Un envase de un kilogramo de margarina marca Deline, brasilera, cuesta 3.850 bolívares. La más pequeña, de 250 gramos, 970 bolívares. La única marca venezolana que se consigue en este rubro, actualmente, es Mavesa, producto Polar cuya distribución es controlada por la Guardia Nacional y distribuido a bodegas y supermercados en donde se hacen grandes colas por adquirirlo entre 200 y 500 bolívares.
La oferta continúa con azúcar a 1.900 bolívares por kilogramo. “Puede llevarse todo lo que quiera” dijeron en dos supermercados chinos de Puerto Ordaz visitados en este recorrido, en donde había la misma oferta. En uno de ellos todavía quedaba harina de trigo, a 2.300 bolívares.
Todos estos productos están regulados en Venezuela. Años atrás, antes del control, la importación no hacía falta: Se producían todos. Actualizar los precios ha sido la petición constante del gremio empresarial, puesto que significa la quiebra de la producción nacional y, en consecuencia, el desabastecimiento que invadió al país.
Sin entenderse con los productores nacionales, el Estado permite la invasión brasilera de los anaqueles venezolanos y los clientes suspiran aliviados ante la aparición de comida.
Recientemente, el presidente de Fedeindustrias Bolívar, Tomás Guerra, indicó de las alianzas empresariales con la Gobernación del estado Bolívar, institución que presta “apoyo logístico” para la importación de alimentos desde Brasil. El mes pasado, el jefe de la Zona Operativa de Defensa Integral (Zodi), Jesús Mantilla, indicó que el enlace se hacía dentro de la Gran Misión Abastecimiento Seguro.
En menor proporción, los productos nacionales también regresan. En un supermercado chino había café marca Yocoima (producido en Upata) a 2.750 el medio kilo. En Caracas se observó en redes sociales leche marca La Campiña, cuyo kilo en polvo se oferta en 4.985 bolívares. Todo esto sin que el Estado oficialice la liberación de precios..
– Productos de higiene –
Las toallas sanitarias y tampones tienen, quizás, dos años desaparecidas de los anaqueles formales, pero desde hace un mes que la oferta de tampones hechos en Venezuela marca Always Premium es constante. 2.500 bolívares por un paquete de ocho. Los importados cuestan casi 4.000.
Las toallas sanitarias “para incontinencia leve”, marca Activa que se encontraron en anaqueles cuestan 4.760 bolívares, el paquete de 10. Los protectores diarios marca Friends cuestan 2.634.
En el recorrido realizado este miércoles, se observó champú –de marcas emprendedoras-, y cremas de peinar de marcas Drene y Every Night, que también tenían tiempo sin mostrarse en las estanterías.
El jabón de barra reaparece con la oferta de la marca Puro Avena, que vende un paquete de dos jabones pequeños a 1.575 bolívares.
Suponiendo que una persona compre una unidad de cada uno de los productos mencionados: Azúcar, pasta, aceite, margarina pequeña, harina de trigo, arroz, café, leche, tampones, toallas sanitarias, protectores diarios y jabón, gastará 29.474 bolívares.
Es decir, con la cestaticket actual a 18.585 bolívares, no se puede pagar todo. Con el reciente aumento a partir del 1 de septiembre, a 42.480 bolívares, se cubre el 69 por ciento de los gastos. Restarían 13.006 bolívares para comprar carne, pollo, charcutería, champú…
El sueldo mínimo pasará de 15.051 a 22.576 bolívares, monto que tampoco alcanza para comprar lo listado en este trabajo. Los economistas prevén que los precios de todos los productos aumentarán con el reciente incremento salarial, por lo que las brechas serán más grandes. Pero, al menos “hay los productos y los podemos comprar”, en palabras de la señora que salía del Atlántico Center.
Fotos del Correo de Caroni
