Comerciantes de San Félix en constante zozobra por saqueos

Comerciantes de San Félix en constante zozobra por saqueos

Vender mercancía se ha vuelto una labor angustiante luego de la ola de saqueos y conatos en la región en lo que va de año.
Vender mercancía se ha vuelto una labor angustiante luego de la ola de saqueos y conatos en la región en lo que va de año.

Dentro de los mercados importantes de San Félix viven en constante zozobra y miedo ante posibles saqueos. Mientras una porción de los comerciantes tildan estos actos violentos como vandálicos, en otros hay un perenne temor a perderlo todo, publica Correo del Caroní.

El sentimiento de angustia es cotidiano. Comerciantes aseguran que incluso abrir el local a tempranas horas de la mañana es un riesgo cuando se corre la voz de camiones de comida. Por esta alerta muchos consideran cerrar sus puertas antes de que culminen sus horas normales de trabajo.

“Preferimos perder ventas que perderlo todo”, alerta Nobel Rondón, comerciante de pollos en el mercado de Chirica, San Félix. Diariamente hay incertidumbre, la violencia en masa es motivo de preocupación para él.





El viernes 17 corrieron rumores de saqueo por todo el mercado de Chirica en el transcurso de la mañana. Comerciantes cuentan que un camión de productos Polar arribó en uno de los puestos y se creó zozobra en la multitud hasta que la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) tomó el control de la situación. La presencia de los organismos de seguridad y la multitud alborotada incentivó al cierre de algunos locales esa mañana.

Muchos gritaban, desesperados, para que vendieran, mientras que efectivos de la GNB vigilaban y comerciantes estaban alerta ante cualquier percance
Muchos gritaban, desesperados, para que vendieran, mientras que efectivos de la GNB vigilaban y comerciantes estaban alerta ante cualquier percance

 

Alerta diaria

El evidente descontento ciudadano se alza como factor principal de alerta constante. Los saqueos a finales de julio del año pasado en la avenida Manuel Piar, en San Félix, que dejaron 60 detenidos y un muerto, fueron el inicio de la incertidumbre que viven hoy los que hacen vida comercial por el sector.

Esta realidad engrosa las estadísticas del descontento ciudadano en el último reporte del Observatorio Venezolano de Conflictividad (OVC), en el que se desglosan al menos 641 protestas en el mes de mayo, con un promedio de 21 diarias y 37 % más que el año 2015 en todo el país.

Mary Molina es la encargada de un local de verduras y la necesidad en la cara de los guayaneses es su gran preocupación. Las pérdidas que puedan ocasionar los saqueos no la dejan tranquila, porque apenas puede sustentar a su familia con lo que gana al día. “Me preocupa perder mi mercancía, nosotros vivimos todas las mañanas esa sensación de peligro. Tenemos que estar vigilando los puestos”, comenta.

Sin ir muy lejos, el pasado 16 de junio otra evidencia de desespero y hambre relució en Puerto Ordaz, en la panadería La Marquesa, donde un camión de embutidos fue saqueado a tempranas horas de la mañana.

“Tengo miedo a que haya una desgracia, aquí la gente viene con sus niños a comprar, y todos los días uno anda asustado”, alerta Yush Vásquez, comerciante en el mercado de Chirica, quien afirma que la gente tiene miedo de vender productos de primera necesidad en el mercado debido a las olas de violencia, pero aun así se ven obligados a hacerlo por la situación país.

Un día después del saqueo en la Marquesa, surgió otro en El Llanito, parroquia Unare de Puerto Ordaz. Un supermercado chino del sector fue el blanco esta vez. Durante la zozobra, vecinos de la misma comunidad rompieron una pared para sacar los productos del establecimiento.

Las calles de San Félix siguen militarizadas pero eso no le proporciona alivio a los que viven del comercio. “La verdad es que no tenemos seguridad de ningún tipo”, alega Oscar Bellizzi, carnicero.

En el mercado de la UD-45 es la misma historia. Este sábado hay una multitud aglomerada frente a uno de los abastos. El motivo: un kilo de arroz por persona. A horas del mediodía gran parte de los negocios han cerrado pero los encargados de los que aún laboran comparten la impaciencia y la incertidumbre.

William Álvarez, comprador, rechaza los actos violentos alrededor del desabastecimiento. Pero entiende la ansiedad de la gente porque también se ve afectado en su hogar.

Se desatan discusiones en la cola por arroz y hay gritos. Desesperación y molestia. David Guevara, vendedor de verduras, alega que los comerciantes se ven muy afectados porque  compran la mercancía a altos precios y ahora  el temor de los saqueos abunda cada día, con las posibles pérdidas aunadas a estos. Está alerta, como muchos, ante cualquier inconveniente.

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Tan solo un rumor basta para que algunos cierren sus comercios más temprano de lo habitual