Los jóvenes venezolanos dejan de salir de noche por economía y riesgos

Los jóvenes venezolanos dejan de salir de noche por economía y riesgos

fiesta

 

Divertirse con los amigos cuesta un ojo de la cara, pero además requiere una logística cuidadosa, capaz de sortear el “toque de queda” impuesto por el hampa, reseña El Tiempo.





“Lo peor es la paranoia de los papás. Es lo que más se ha disparado… Y es comprensible, pues”. La que se queja es María José Rosales, una estudiante de 18 años para quien las opciones de entretenimiento se han hecho cada vez menos variadas, en un escenario donde la preocupación paterna aumenta a la par de la inseguridad.

Como ella, son muchos los jóvenes que ven disminuida su agenda nocturna por una combinación de economía y riesgos.

Marina González ha reservado las discotecas y bares para ocasiones especiales. “Ya no salgo a rumbear, a menos que se trate de un cumpleaños o una despedida de soltera. La última vez fue en diciembre, pero hace uno o dos años rumbeaba un fin de semana sí y uno no”.

Esta joven de 25 años afirma que los servicios de licor están demasiado caros.

Lo confirma el presidente de la Asociación de Licoreros del estado Anzoátegui, Frankling González, quien asegura que un trago de una bebida blanca (vodka o ron) puede llegar a servirse en un club por Bs 1.5000. “Un servicio alcanza hasta los Bs 12.000. Lo que más se está vendiendo en estos lugares son la sangría, el vino, el ron, el vodka y la ginebra”.

Teobaldo Pinto asegura que en los últimos seis meses sólo ha ido dos veces a un local nocturno, poco más que Marcel Ainagas (29), quien dice que apenas pisó uno de estos espacios en la zona norte del estado Anzoátegui para celebrar su cumpleaños en enero.

“Pero tenía cerca de siete meses sin ir. Prefiero locales como los que hay a la orilla de la playa donde puedes escuchar música, sentarte, tomarte algo y conversar con los panas más tranquilo. Incluso si tienes hambre ahí mismo sirven comida. Esos son el tipo de sitios a los que acostumbro ir o a casa de alguien. Porque ahorita una birra te cuesta 200 bolos y si vas a un local a rumbear como tal, el servicio de ron está entre Bs 5.500 y 10.000”.

Eso es menos de lo que denuncia Fabiana Aranguibel (19), quien detalla que una botella para cinco personas ronda los Bs 12.000.

Roberto Valencia (29) cuenta que hace unos tres años podía visitar locales a pesar de que sus ingresos eran nominalmente menores que los de ahora. “Solía comer en restaurantes y tomarme unos tragos. Visitaba mucho los locales nocturnos, discotecas y bares costosos. Podía pagar un servicio yo sólo, pero ya todo cambió… Evito esos lugares. La inseguridad es mucho más fuerte y las botellas están por las nubes. Incluso pagando entre varios da dolor.

Estoy buscando la manera de habilitar un espacio en casa, adecuado para distraerme con los amigos, hacer una parrilla o tomarnos algo. Eso, tanto por los costos como por la inseguridad”.

Opciones

“La alternativa más buscada ahorita es comprar unas pelis y echarse en el sofá a verlas. Uno trata de acostumbrarse a este modo de vida más casero…”, aduce Valencia.

El grupo de Aranguibel ha encontrado la forma de seguir compartiendo, como ir a beber cerveza a restaurantes chinos, donde es más económica, e ir a tomar sol a la playa los fines de semana.

Repartirse los costos y organizar fiestas de “traje” (donde cada quien lleva algo) es la regla para los jóvenes de hoy. Tal como lo hacen los amigos de González, que se deciden por armar la rumba en casa. “Es más seguro y cuesta menos”, argumentan.

Pinto estima que el promedio de inversión individual para este tipo de reuniones roza los Bs 2.000, aunque algunos jóvenes lo estiman en 3.000 y hasta 5.000 bolívares, dependiendo de lo que decidan comer y beber durante el encuentro y si necesitarán pagar transporte.

Aunque la frecuencia ha bajado, muchos consiguen hacer algo cada fin de semana.

Empresarios licoreros como González son testigos de estos cambio, pero esto no ha logrado subir las ventas en los establecimientos del ramo que se enfrentan a una baja importante. “Hemos arrancado este año muy mal. Las ventas han estado lentas, al igual que la producción de ciertos rubros, como el cervecero”.

Inseguridad 

La acción de los delincuentes es lo que más preocupa a quienes salen de movida nocturna. Ainagas dice que la hora de regreso son las 3:00 am y para González, el retorno a casa ocurre con el sol para espantar los riesgos con la claridad de la mañana, una táctica común para muchos.

Además, el tema migratorio influye en las costumbres. “La mayoría de mis amistades están ahora fuera del país. Si haces el esfuerzo de ir a un lugar, ya es poca la gente a la que te encuentras, al menos en mi caso”, acota Valencia.

Ni comer
González aún conserva la costumbre de salir a comer con amigas una vez a la semana aunque Valencia asegura que ha reservado las salidas a restaurantes sólo para fechas especiales por cuestión de economía. “Evito comer en la calle, y si lo hago opto por la comida rápida callejera, tipo perros, hamburguesas y pizzas”, dice. Lo mismo aplica Alejandra Fernández, aunque ella asegura que incluso esas “balas frías” se han vuelto costosas.

Licoreros
El presidente de la Asociación de Licoreros del estado Anzoátegui, Frankling González, explica que el último trimestre de 2015 mostró una caída de 30% en las ventas con relación a igual período de 2014, tomando en cuenta el 200% de incremento en los precios y la escasez de cerveza. “Los clientes migraron a categorías más bajas. Si compraban whisky 18, ahora compran uno 12 años”.