María Corina Machado: Planteamos una lucha sin ingenuidad ni complicidad

María Corina Machado: Planteamos una lucha sin ingenuidad ni complicidad

Foto Prensa
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Vestida de blanco, color que la caracteriza, María Corina Machado llega a reunirse con su equipo. Los abraza y les sonríe a todos. Camina con seguridad, dice no temerle al régimen y se sienta a hablar con fuerza de sus convicciones y estrategias. Para esta dirigente de oposición, la situación actual demanda un proceso de transición que califica como el llamado a la reconstrucción del país a corto plazo. NP

Se le conoce por ser una mujer valiente y dura, pero se sensibiliza ante cada anécdota personal con la que se encuentra en sus recorridos por el país. María Corina es una de las tres líderes de “La Salida”, movimiento de protestas ciudadanas que impactó todo el territorio nacional durante el 2014.

Hoy se enfrenta a una persecución por parte del gobierno nacional y encabeza la disidencia más fuerte, enfrentándose inclusive a ciertas decisiones que se toman desde la Mesa de la Unidad Democrática que no considera justas con los ciudadanos.





En conversación exclusiva con el equipo de Guayoyo en Letras habló de su posición política ante la crisis nacional, la transición, el panorama internacional, las primarias, la realidad en la oposición y mucho más.

Guayoyo en Letras (G.L): ¿Cuál es su diagnóstico de la situación en Venezuela?

María Corina Machado (M.C.M): Venezuela se enfrenta a la crisis política más grave de su historia y, al mismo tiempo, a la posibilidad del renacimiento de una sociedad con pilares democráticos muy sólidos. Estamos viviendo un drama que algunos no se atreven a calificar como lo que es, yo lo califico como el colapso del Estado mafioso. Ese drama, a nivel de la vida cotidiana del ciudadano, es brutal, es la evidencia de que está en proceso la fase terminal del régimen.

Este colapso tiene tres dimensiones. Primero, la destrucción de la economía, de la economía privada que genera la riqueza de un país e incluso de las áreas de operación del Estado en las industrias básicas y la industria petrolera. PDVSA está al borde de la quiebra después de haber vivido la bonanza petrolera más grande de la historia. La segunda dimensión es la evidencia de la violación de los derechos humanos, a tal extremo que incluso los aliados del régimen no pueden esconderlo, desde la censura al asesinato. La tercera dimensión es la demostración de los vínculos con el crimen organizado, el narcotráfico y las mafias. Estos tres aspectos demuestran que lo que se vive es insostenible y en las próximas semanas será aún más severo.

G.L.: ¿Qué ha cambiado en el último año?

M.C.M.: El cambio más importante para mí es a nivel de la sociedad, la ciudadanía. Hemos vivido momentos monstruosos, la represión de los primeros meses de 2014 ha dejado una huella enorme en el espíritu del venezolano. Pero se ha producido una consciencia ciudadana que no existía hace un año. Hoy hay una consciencia profunda y clara sobre la verdadera naturaleza del régimen, de su crueldad, un entendimiento de que la ruina, la violencia y la división son políticas de estado intencionales. Por eso, yo mantengo una enorme confianza en el futuro cercano de Venezuela, mantengo firme mi convicción de que vamos a avanzar hacia una transición a la democracia en paz muy pronto.

G.L.: Dentro de esta situación que enfrenta hoy el país, ¿por qué hablar de una transición?

M.C.M.: Primero, por mi confianza en la gente. Si algo me alimenta el espíritu es el contacto con el venezolano y darme cuenta de que esa consciencia de lucha está presente en la mujer que hace una cola, en el chamo que no se va del país, en el trabajador que gana poco y está dispuesto a mantener su posición frente al sistema. Lo segundo es ese desmoronamiento del régimen, se ha puesto en evidencia que esto funciona como un pacto de mafias. Ha comenzado la división, se hacen confesiones de lo que está ocurriendo, eso es una señal inequívoca que dentro del propio oficialismo saben que se terminó. Y, el tercer elemento, es la actitud de los aliados internacionales del régimen. Cuba le dio la espalda a Maduro, eso hace que eventos como el de la semana pasada en la Organización de Estados Americanos, donde la gente dice que se le dio apoyo a Venezuela, sean todo lo contrario. Es inaudito que haya tenido lugar una convocatoria del Consejo Permanente para defender a violadores de derechos humanos cuando no se lo ha convocado para escuchar a las víctimas. Es insólito que eso tenga lugar la misma semana que están siendo ratificadas todas las denuncias ante el sistema de protección de la OEA. Es decir, las instancias de protección escuchan y reaccionan, y las instancias políticas van en otra dirección. Los países que entienden lo que está pasando ponen distancia, porque una cosa es compartir consignas y otra es hacerse cómplice de un Estado violador de derechos y mafioso. Lo que sucedió en la OEA es un cambio. Hace un año hubiese sido otra la actitud.

G.L.: ¿En qué consiste la transición?

M.C.M.: Muchas veces se ha escuchado decir que las fuerzas democráticas en Venezuela no saben qué hacer o no están preparadas para una emergencia de la magnitud de la que se vive. Otros dicen que lo saben, pero no han sido capaces de exponer con claridad qué es lo que hay que hacer y por dónde comenzar. Nosotros, Antonio Ledezma, Leopoldo López y yo, tenemos muchos meses diciendo que tenemos que incorporar decisiones de toda la sociedad en todos los planos, un esfuerzo integral. En función de eso, comenzamos a hacer un esfuerzo inmenso de asambleas de ciudadanos, el Congreso Ciudadano, donde salieron muchas propuestas. Sobre esta base se reunió un conjunto de planteamientos y soluciones ¿Qué es el Acuerdo Nacional para la Transición? Un llamado a todos los venezolanos para ser partícipes de un proceso de reconstrucción conjunta del país, pero que arranca con una agenda de acciones que atienden la emergencia. La reacción del régimen en contra es porque entendió la fuerza que hay detrás de esta iniciativa. Después de la detención de Antonio Ledezma la reacción ha sido increíble, nosotros no teníamos contemplada la recolección de miles de firmas en apoyo al acuerdo.

G.L.: ¿Por qué seguir hablando de transición con unas elecciones cercanas? ¿No choca la transición con las elecciones parlamentarias?

M.C.M.: Hay tres cosas: o el continuismo, o la ruptura, o la transición. Yo parto de la base que ninguno que se considere demócrata quiere el continuismo. La ruptura implica costos para la sociedad y alto riesgo de actuar fuera de la Constitución. La opción que tenemos es la transición, esto implica el cambio del régimen. El cambio en la Asamblea Nacional no necesariamente implica esto, es importante porque nos permite un espacio de lucha y de presión pero no es suficiente. Para que el cambio de régimen sea democrático y dentro de la Constitución la vía es la transición, a eso es a lo que estamos invitando.

En el fondo, el régimen, que está consciente que el sistema es insostenible, quiere prolongar la agonía y asegurarse que sus negocios se mantengan el mayor tiempo posible. Han utilizado todas las tácticas para hacer que se diluya la demanda ciudadana que exige un cambio urgente. Las elecciones parlamentarias tienen que darse y es responsabilidad de toda la fuerza democrática tener una estrategia clara de cómo enfrentarla, pero la transición es urgente.

G.L.: Pero no es sólo el gobierno quien sataniza la transición, se ha dicho que la palabra no está contemplada en la Constitución ¿Qué opinión le merece esto?

M.C.M.: En la Constitución está contemplada la vigencia del estado de derecho y la democracia, eso que aún no existe, con la transición buscamos restituirlo. No hay nada más constitucional que plantearnos eso ahora. Cuando se reconoce que hay un régimen que ha destruido todas las garantías y los pilares democráticos, como ciudadanos, tenemos el deber de luchar para que se restauren. Yo siento que el Acuerdo para la Transición ahora es aún más necesario que hace un mes cuando se propuso.

G.L.: Ha dicho que la lucha se tiene que dar en todos los campos, ¿cómo cabe allí el tema de las parlamentarias y la lucha electoral?

M.C.M.: Una dictadura se enfrenta todos los días en todos los planos, incluso en el electoral, pero partiendo de la base de que es una dictadura dispuesta a cualquier cosa para impedir que se exprese la soberanía popular. Por lo tanto, es un espacio de lucha que tiene que ir acompañado por otras formas de lucha democrática, porque si no se convierte en una legitimación del régimen. Es hora de asumir las lecciones de los procesos pasados, todos conocemos el fraude de 2013, aún así planteamos una lucha sin ingenuidad ni complicidad. Es fuerza y presión ciudadana. El régimen sabe que estas elecciones las van a perder, las perderían si fuesen elecciones limpias pero sabemos que no lo son. Está claro que van a hacer toda la trampa posible e incluso el riesgo es que no se hagan las elecciones. La Asamblea Nacional se tiene que convertir en una causa de desafío contra el régimen. Nosotros tenemos la fuerza y obligación de lograr una derrota política previa a la derrota electoral.

G.L.: ¿Cree que la recolección de firmas del gobierno para quitar las sanciones es un tanteo electoral?

M.C.M.: Yo creo que es una muestra de un cinismo infinito cuando ponen a niños a firmar. Someter a una maestra o madre a eso es inaceptable. Toda esta propaganda en defensa de violadores de derechos humanos se revierte, el pueblo venezolano no se chupa el dedo. Maduro no es Venezuela, el pueblo venezolano es el que está sufriendo hoy. Pretender tapar con este show el hecho de que hay personas enriquecidas hasta la estratósfera mientras aquí no hay leche ni medicina es algo que el pueblo no perdona.

G.L.: Hay gente que dice que la MUD no representa a toda la oposición, existe todavía controversia con el tema de las primarias y los consensos ¿Cuál es su posición y la de su partido en relación a esto?

M.C.M.: La lucha que estamos dando es existencial y por lo tanto requiere que todos los sectores del país movilicemos nuestra energía en una dirección que, desde luego, requiere conducción política. Allí es donde las posiciones de los partidos son muy relevantes. La Mesa de la Unidad es una coalición democrática y por lo tanto tiene que ser plural, con un fin común con distintas visiones que tienen que ser discutidas y contrapuestas. Lo que no es conveniente, y está generando esas visiones en la MUD, es que se pretenda imponer un proceso de toma de decisión por acuerdo de una minoría que representó un porcentaje de votos hace cuatro o cinco años. La unidad no puede ser la decisión que tomen cuatro partidos y que a quienes disientan se les acuse de divisionistas. No estamos hablando de líderes o partidos que se puedan sentir excluidos sino de toda una sociedad ávida de participación que no se siente incluida. A mí me están contactando personas de las bases de los propios partidos y representantes municipales o estadales de la MUD diciendo que no están de acuerdo y exigen que se revise el mecanismo. Estamos a tiempo de buscar mecanismos de consulta ciudadana para ese 75% de cargos que no irán a primarias.

G.L.: En el liderazgo opositor existe también una diferencia en las visiones estratégicas ¿pueden convivir esas visiones?

M.C.M.: Yo creo que es posible. Hemos tenido varios encuentros y puntos de acuerdo, lo esencial es que el cambio es impostergable, la protesta y la movilización son indispensables. Hay que hacer todo lo que sea posible para que esa aproximación, que se amplía en otros sectores, tenga lugar. Yo siempre estaré dispuesta a lograr que esa comunicación exista con un objetivo superior: lograr la transición a una democracia genuina.

G.L.: ¿Cómo convencer a la gente que el cambio es posible?

M.C.M.: Los regímenes totalitarios tienen mecanismos que son muy efectivos para lograr desarticular las fuerzas que buscan el cambio. Uno es la división, fomentar la desconfianza entre los sectores; otro es la desmoralización, hacer sentir que no hay nada que se pueda hacer y, desde luego, el miedo. Los aplican de manera cruel y efectiva desde hace 16 años y de forma más cruel desde el año pasado. Lograr que la sociedad exprese su descontento y hacerlo visible, después de que han tratado de esconderlo por la vía de la censura, es demoledor. Mi convicción es que los venezolanos estamos dispuestos a luchar y arriesgarnos cuando le vemos la efectividad política, la posibilidad de éxito, al llamado al que se nos convoca. Ese es el desafío.

G.L.: ¿Cómo llegar a las personas si los medios están tan censurados?

M.C.M.: Es un reto que han enfrentado todos los ciudadanos de las dictaduras a lo largo de la historia. Muchos vivieron en la clandestinidad o fueron exiliados y, aún así, el mensaje de la lucha libertaria llegaba. La respuesta a esos atropellos es luchar más duro, hablar más duro y trabajar más. Hoy tenemos la ventaja de que hay medios digitales y redes sociales que, conscientes de que no le llegan a todos, son un elemento de información en tiempo real. Tenemos que asumir que, como ciudadanos, nos convertimos en los medios de transmisión, no sólo del dolor y la denuncia, sino, sobre todo, de la estrategia para enfrentar y derrotar al régimen actual. Los mensajes también llegan por la vía de la propagación, por eso no nos podemos callar.

G.L.: ¿Le preocupa más al mundo que a los venezolanos los casos de corrupción y de derechos humanos?

M.C.M.: Creo que no se ha procesado aún toda la información. Obviamente el aparato comunicacional del régimen necesita escándalos para impedir que esa información llegue y se procese, pero es tan escandalosa que no van a poderla tapar. Mi conclusión es que no sólo le preocupa al pueblo, sino también le indigna. Una persona que hace una cola para conseguir medicinas y por otra parte ve que un funcionario tiene una cuenta de 300 millones de euros, créeme, eso sí indigna. Lo importante es qué hacemos con esa indignación y cómo no permitimos que se apacigüe y se duerma a la gente sobre la base del engaño y del miedo. Ese es el desafío de todos, no únicamente de los dirigentes políticos, sino de todos aquellos que tenemos acceso a esa información y entendemos la magnitud de lo que se ha puesto al descubierto. Tenemos la obligación de asumirlo y enfrentarlo, incluso asumiendo los riesgos.

G.L.: De los tres firmantes del Acuerdo Nacional para la Transición, Leopoldo López sigue preso, Antonio Ledezma está preso, muchos dicen que Venezuela es la cárcel de María Corina porque tiene prohibición de salida del país hace varios meses. ¿Cómo se ve María Corina en medio de esta lucha en el futuro cercano?

M.C.M.: Hay 149.998 firmantes del Acuerdo Nacional para la Transición que seguimos luchando, no soy la única libre. Ese es un mensaje poderosísimo, un acto de solidaridad y valentía de esos miles de venezolanos. Maduro mete preso a Antonio Ledezma por firmar el acuerdo y salen 150.000 venezolanos y lo firman. Eso te demuestra la fuerza y rebeldía del pueblo venezolano. Ahora tenemos la obligación de decirles que sí hay una salida a este régimen brutal en el corto plazo que permita una transición real, solamente así comenzarán a resolverse las angustias que tenemos. No se le puede decir a una familia que ha pasado por tanta crisis que espere. ¿Qué más vamos a esperar? Hay una situación de emergencia nacional y hay que asumirla con responsabilidad.