Pablo Aure: Directo al grano

Pablo Aure: Directo al grano

Mientras al gobierno lo observamos más debilitado cada día, pareciera ocurrir lo mismo en los sectores “organizados” de la oposición. No es mentira, los comentarios son generalizados de un lado y de otro en el sentido de que están fraccionados ambos toletes, que por cierto representan un ínfimo sector de la población. Ni el denominado chavismo se siente identificado con las políticas gubernamentales, así como tampoco el grueso de los factores democráticos se consideran retratados con lo que expresan quienes fungen como voceros de la oposición.

Nos señalan que las diferencias entre la oposición deben dirimirse a puertas cerradas, que los trapos sucios se lavan en casa. Nada de eso. No escribo como ficha de ningún sector. Lo hacemos para tratar de presentar desde nuestra óptica lo que ocurre en el país. Por esa razón, es común recibir críticas de quienes nos acusan de antipartidistas o antipolíticos. Bien lejos de la realidad, somos convencidos de que para que exista democracia debe haber partidos robustos lo cual nunca se lograría alcahueteando lo que creemos puedan ser desafueros. Por eso nuevamente trataré de desenmarañar ese negro panorama que nos impide avanzar.
Ausencia de sinceridad
Lo hemos dicho muchas veces: la Mesa de la Unidad Democrática cumplió una titánica labor en la organización de las primarias donde resultó victorioso Henrique Capriles (por cierto quizá único proceso transparente de la historia republicana). Luego se fajó y desarrolló una extraordinaria campaña presidencial. Hasta allí todo perfecto. Luego, como suele suceder en las instituciones, se produce el desgaste y en lo particular -creemos- cumplió su papel. Pero ya la situación es otra muy distinta. Después de aquel mensaje de Capriles en el que llamó a la gente a recogerse y manifestar tocando cacerolas se produjeron reacomodos dentro y fuera de la MUD.
Una inmensa mayoría del país no se encuentra alineado a ninguna organización partidista, pero sí escuchan y se inclinan hacia los llamados de algunos líderes con los cuales se identifican en una situación determinada. Así fue como, cual volcán en erupción, en febrero, el pueblo opositor en su mayoría se identificó con la denominada “salida” convocada por Antonio Ledezma, Leopoldo López y María Corina Machado. No se llamaba a un golpe de Estado, pero sí a activar los mecanismos constitucionales para que el régimen durara el menor tiempo posible. Insisto: dentro del marco constitucional. Lo cual no debería ser considerado como una herejía, como lo intentaron hacer desde la acera oficialista y, lamentablemente, en algunos sectores internos de la MUD.
Critican pero no aceptan las críticas
No es justo que desde la oposición se ataque inclementemente a quienes apoyan “la salida”, pero cuando hay expresiones contrarias a los factores dominantes dentro de la MUD se pretende descalificar como de antipartidistas a quien las manifiestan. No es contra los partidos las observaciones, es contra quienes a nuestro parecer no han interpretado la realidad de la situación y el sentir popular. Es tarea de los partidos canalizar las exigencias y reclamos de los pueblos y no utilizar una tarjeta -o una “franquicia”- para “negociar” el presente, o un futuro mezquino. Los partidos políticos deben tener visión colectiva.
El escape Vs la salida 
Evidencia de las diferencia hay muchísimas. La última, por ejemplo, fueron las nefastas declaraciones de Ramón José Medina refiriéndose a Leopoldo López. No solo mostró las costuras, sino que evidenció lo que muchos sospechamos pero pocos dicen por temor a ser atacados como antipartidistas. ¡Por Dios!
Estas declaraciones venidas del segundo a bordo de la Mesa de la Unidad Democrática, lejos de buscar la concordia entre la MUD y sectores no adscritos a la misma, generan un clima de confrontación dentro de las filas opositoras. Cierto: Ramón J. Medina se retractó, pero la herida la causó y repito develó lo que muchos piensan. Pareciera que existe una especie de entendimiento entre el oficialismo y personeros de la “oposición”. Lo digo con dolor: no sé si es política premeditada de la MUD no solidarizarse con sinceridad con presos y perseguidos, pero hay indicios que nos hacen desconfiar de algunos de sus integrantes que tienen un juego diferente, quizá es el mismo que han venido jugando desde hace rato, pero no queremos darnos cuenta.
Con Leopoldo tenemos que ser solidarios por muchísimas razones: la primera, López está preso injustamente; y  otra, es un líder importantísimo de la oposición. Creo que esto último es lo que no le quieren perdonar ni el gobierno ni los que hacen cálculos internos en la oposición blandengue, “comeflor” y quién sabe si prevaricadora.
Decir que Leopoldo López está preso porque él quiso, ya que no se escapó y por eso no se le apoyará, no solamente es infame sino que es aceptar que en Venezuela no hay justicia, pero sin embargo esos voceros “opositores” que critican su “entrega” le siguen haciendo el juego al régimen. Con Leopoldo inhabilitado o encerrado menos cuotas que repartir y un candidato menos a vencer.
Unidad para salir del hueco
Hay tiempo para reunificarnos y trabajar por un mismo ideal donde lo colectivo prime sobre lo grupal o individual. No debo dejar de insistir en que siento que un sector de la MUD está haciendo algunos cálculos que no nos favorecen. Pero repito: hay tiempo. Las críticas son saludables en democracia, tenemos que entender que el pueblo espera un mayor desprendimiento. Hacer cálculos no es que sea malo, lo inoportuno y lo malicioso es que en esos cálculos de algunos conlleve el sacrificio de otros. Nada mejor que ganar unas elecciones donde todos participen en igualdad de condiciones. Pregunto: ¿en qué nos diferenciaríamos del régimen, si no nos oponemos a la inhabilitación de un compañero de las filas opositoras porque con ella ocuparíamos su lugar, o en el caso del gobierno que aparta a sus adversarios con artimañas fraguadas en los tribunales?
Catarro sin pañuelo
Aunque les parezca trillado, debo volver a decirlo, el régimen pende de un hilo muy delgado y cada hora que pasa es mayor el peso. Si no nos organizamos a tiempo tendremos menos oportunidades de maniobra para participar en la inminente transición. Hay que apostar al éxito de los sectores democráticos, una transición sin la participación de opositores o demócratas está llamada al fracaso.
Los números, de acuerdo a expertos en el área económica que he consultado y observando el comportamiento del panorama de los últimos meses, nos advierten que algo está por ocurrir. Que se aproxima un gran acontecimiento. No es descubrir el agua tibia decir que el gobierno no tiene una salida fácil a esta grave crisis económica, que en definitiva es la que dará al traste con las aspiraciones de Nicolás Maduro de mantenerse y terminar el período presidencial. Está entre la espada y la pared. A la vista tiene dos opciones. Una, el shock económico donde estaría en la obligación de liberar la economía, desmontar el control de cambio y relajar las leyes laborales; y la otra, intentar un “softlanding” (aterrizaje suave), es decir ir haciendo algunos ajustes poco a poco, manteniendo los niveles de escasez, las colas y las deficiencias extremas en los servicios públicos. No tengo dudas, Maduro preferirá la segunda opción, en una suerte de esperar la salvación que les llegará comprando ese tiempo adicional. Esa salvación no llegará y en su lugar aparecerá el catarro, por eso tenemos que tener el pañuelo en la mano amigos de la MUD, de la salida y no afiliados a ninguna de las anteriores.
@PabloAure
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