Orlando Viera-Blanco: Mr. Carter, Gracias por nada….

Orlando Viera-Blanco: Mr. Carter, Gracias por nada….

Quisiera ver al Sr. Carter y estrechar su mano y decirle: Thanks for nothing. Nos debes una, ¡y de que dimension!

James Earl “Jimmy” Carter, Jr. (1924) fue el trigésimo noveno presidente (D) de EEUU (1977-1981). Como exgobernador del estado de Georgia (1971-1975) y senador (1962-1966), Carter fue reconocido por su talante progresista, e integrador y como disciplinado mediador. Fue Premio Nobel de la Paz en 2002 por sus esfuerzos de “pacificación, impulso de la democracia, de los DDHH y del desarrollo integral de las naciones”. Pero nunca falta un revés “for the record”. Y ese punto oscuro -no tan agraciado- en el curriculum del Sr. Carter, es Venezuela.

Carter desde que dejó la Casa Blanca se ha dedicado poner su prestigio al servicio de causas humanitarias. En 1982 fundó junto con su esposa Rosalynn, el Centro Carter. Una ONG que lucha por el avance de los DDHH, la resolución de disputas, y que ha estado presente como observador en distintos procesos electorales. Vale comentar la Misión Carter en Haití (1994), con el ex presidente del estado mayor conjunto de los EEUU, Gral. Colin Powell, quien evitó una acción multinacional encabezada por EEUU, para restaurar al presidente electo, Jean Bertrand Aristide. También cabe destacar la visita de Carter a Cuba (2002) y su careo con Fidel Castro. Se le permitió dirigirse al público sin censura en radio y TV, con un discurso que presentó en español. En el texto pidió a EEUU -desde suelo cubano- poner fin a “un embargo económico ineficaz de 43 años” y a Castro, celebrar elecciones libres, mejorar los derechos humanos, y permitir más libertades civiles… Se reunió con disidentes, visitó un hospital de sida, una escuela de medicina, un centro de biotecnología, una cooperativa de producción agrícola y una escuela para niños discapacitados, realizando un lanzamiento de honor, en un partido de béisbol en La Habana. La visita de Carter fue la primera a la isla por un mandatario norteamericano, desde la revolución cubana de 1959. Innegable: una acción de propaganda capitalista -pro democracia y libertaria-impecable y audaz. No dudo que la presencia de Carter en Cuba y su check-hands con los Castro, haya levantado la ira de cubanos en el exilio. Pero decirle a Fidel en su cara y en su feudo que Cuba no es libre, comporta un mérito corajudo y trascendental.





Con Venezuela la aproximación fue diferente e infeliz. Carter nos visitó como observador en el marco del RR del 15A-2004. Un evento inédito en nuestra historia republicana, que intentó poner cese a una profunda crisis política (que aún no culmina), que arrastraba un golpe de Estado (11A-02) y un blackoutpetrolero (2002-2003). No fue poca cosa… El RR fue el gran voto de confianza del pueblo venezolano por la paz; por una salida democrática, constitucional, no-violenta y civilista. Sin embargo el 15A-04, se convirtió en el día de la duda y del desengaño. Una fecha a partir de la cual se sembró en Venezuela una dinámica electoral amañada, sensiblemente sesgada, visiblemente ventajista y parcializada, que ha legitimado un poder autoritario y maniqueo, de apariencia democrático. La “virtud” de la observación del Centro Carter, fue confundir a académicos y organismos en el mundo (no a los europeos), de estar en presencia de un sistema electoral fiable, receptor de una amplia competitividad comicial y resultados “limpios”. El agua bendita derramada por Carter sobre el RR-04, exorcizó un proceso de “numerosas irregularidades” que según su decir, no recibió “pruebas de fraude que hubieran cambiado el resultado de la votación”. Fue el origen de un perverso manto legitimador de múltiples elecciones conjeturadas, bajo una percepción impropia de impolutez, que le ha permitido afirmar a algunos “que en Venezuela -por lejos- no hay dictadura” (Dixit Levitsky-PHD-Harvard). Carter pidió a los venezolanos “aceptar los resultados y trabajar juntos para el futuro”. Pero a la víspera del 15A-04, hemos devenido en un país fracturado, arruinado y prisionero de una borrachera electoralista con sello smartmatic… Una encuesta a pie de urnas de Penn, Schoen & Berland (PSB) había predicho que Chávez perdería por 20%. Los resultados mostraron una victoria del 20%. Schoen en su momento comentó: “Creo que fue un fraude masivo”.

El viejo Jimmy también medió la tregua Chávez-Cisneros. Un “método de conciliación” a espaldas del pueblo, donde los intereses en juego no eran únicamente los de Cisneros y VV a su derecha, o los de HCHF y su revolución a la izquierda. Se saltaron a la torera la libertad de expresión, la paz y la democracia de todos los venezolanos. A partir del concilio Chávez-Cisneros, el comandante aprendió que cualquier adversario tiene precio, el poder todo lo negocia y lo concita, los mediadores cotizan y el resto, es público de utilería. Así hemos sido utilizados. Así Cisneros mantuvo su canal, Chávez el poder y Carter su “reputación” (más unos verdes), mientras los venezolanos aún nos batimos entre balas, exilios, rejas o el cementerio.

Quisiera ver al Sr. Carter y estrechar su mano y decirle: Thanks for nothing.Nos debes una, ¡y de que tamaño!

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