La música, una nueva cara para Afganistán

La música, una nueva cara para Afganistán

Una de las chicas se ganaba la vida vendiendo bolsas de plástico, muchos de ellos llaman “casa” a un orfanato, pero desde este mes forman parte de un grupo de adolescentes que actúa en una de las salas de conciertos más prestigiosas de Estados Unidos para tratar de mostrar una cara diferente de Afganistán.

En un claro signo de la transformación de ese país, 48 estudiantes de su principal instituto de música están de gira por Estados Unidos para exhibir una muestra única de tradiciones musicales restauradas y clásicos occidentales.





Cuando Milad Yousufi era niño, los talibanes gobernaban la mayor parte de Afganistán e imponían una austera interpretación del islam que prohibía la práctica de la música por considerarla un pecado. Comenzó a estudiar piano hace cinco años y recientemente quedó en tercer lugar en un concurso en Alemania.

“La música es lo único que puede traer paz”, dijo el joven de 18 años, que lleva el pelo largo siguiendo la moda y tiene a Claudio Arrau y Vladimir Horowitz como sus héroes pianísticos.

“Si los medios sólo difunden la guerra, esa es la imagen de Afganistán. Si hacemos música, la idea de la gente cambiará”, afirma en inglés fluido.

El Instituto de Música Nacional de Afganistán, que fue fundado en 2010, instruye a 144 estudiantes, cada uno de los cuales logró su plaza a través de audiciones.

Estudian no sólo música sino también inglés y otras materias, desde el Corán hasta informática.

Música, el lenguaje de la paz

Los estudiantes actuarán en el Kennedy Center en Washington el jueves, y el 12 de febrero se presentarán en el famoso Carnegie Hall de Nueva York.

Una de las piezas que interpretarán será una versión de “Las cuatro estaciones” de Vivaldi, adaptada por el profesor William Harvey con instrumentos afganos.

“Las expectativas son el Vivaldi tradicional. Pero aquí, uno escucha en ‘Las cuatro estaciones’ piezas y melodías afganas”, afirma Ahmad Sarmast, el fundador y director de la escuela.

“Esta es la forma en que contamos a la comunidad internacional que somos parte de ella, queremos ser parte de ella. Podemos hablar la misma lengua, el lenguaje de la música”, dijo.

Los estudiantes, entre los que se mezclan chicos y chicas, empezaron su gira con un recital en el Departamento de Estado, donde se sentaron en el suelo interpretando instrumentos afganos como el rubab, un laúd con 19 cuerdas.

En lo que resultó una sorpresa, el nuevo secretario de Estado, John Kerry, también tomó asiento para escucharlos en su primer día en la oficina. Durante la gestión de Kerry se espera que Estados Unidos retire sus últimas tropas de combate de Afganistán, en 2014.

Al denominar a la música como “el lenguaje internacional de la paz y de las posibilidades y sueños”, el exsenador afirmó que tenía “muchas muchas esperanzas de que vuestro país pueda encontrar la paz y la estabilidad”.

El político, de 69 años, evocó que cuando tenía la edad de los estudiantes tocaba en una banda de rock llamada Electras, cuyas actuaciones pueden encontrarse en YouTube.

“Y todavía toco la guitarra. Cuando estoy en casa me encanta tocar la guitarra”, dijo Kerry, lo que llevó a varios adolescentes afganos, que hasta ese momento escuchaban sin mostrar ninguna expresión, a mostrar su aprobación y saludarle con el típico gesto heavy metal de los cuernos en las manos.

Confianza en el futuro

Sarmast, que logró doctorarse en música en la Universidad Monash en Australia, afirma que las actitudes de los jóvenes afganos le hacen confiar en el futuro, incluso cuando los fondos de la escuela provienen en su mayoría de Estados Unidos y otros gobiernos.

Y apuntó a las protestas del año pasado en la ciudad occidental de Herat, donde los jóvenes salieron a la calle para manifestarse contra un sacerdote que trató de prohibir un concierto.

“La mentalidad de los jóvenes ha cambiado enormemente”, dijo Sarmast. “La situación no es la misma que llevó a la llegada de los talibanes”.

Su instituto está trabajando para preservar una tradición musical afgana que ha sido transmitida oralmente.

Derek Beckvold, de 26 años, un profesor estadounidense que enseña saxofón en el Instituto de Kabul, afirma que está tratando de expandir la exposición musical de sus alumnos más allá de los clásicos afganos y occidentales.

Beckvold afirma que los jóvenes afganos disfrutan escuchando a la super estrella nigeriana de ritmos africanos Fela Kuti, junto a música popular de Marruecos y Etiopía de los años 70. En cambio, la música jazz resulta más difícil de vender.

En Estados Unidos “mucha gente quizá no valora la importancia de la educación porque hay demasiado disponible”, afirmó. “En Afganistán no todo el mundo accede a una educación decente, por lo que todo el mundo parece estar hambriento de aprender”, concluye.

AFP